La gracia de los jueces (2)

Monterrey /

Es imposible borrar de la cabeza de los funcionarios judiciales el imaginario colectivo de los jueces: ideas y representaciones simbólicas y costumbreras compartidas por los funcionarios judiciales, aprendidas en el corporativismo judicial desde que allí llegaron como meritorios, siendo estudiantes de derecho.

No, no es así, sino que, como diría Foucault, no se trata de cambiar lo que los jueces tienen en la cabeza, sino más bien de cambiar la política jurídica de producción de la verdad jurídica, algo que jamás podrá hacer el Poder Judicial, institución que por 200 años ha venido reproduciendo de manera endogámica un saber jurídico exacerbadamente formalista, orientado no por la filosofía del derecho, lugar donde se piensa el derecho, sino por el imaginario colectivo de los jueces.

Para cambiar la política jurídica y la producción de la verdad jurídica en beneficio de los justiciables, y para fortalecer el estado de derecho, es necesario, en primer lugar, como ya he dicho, crear una escuela nacional de altos estudios especializada en la judicatura y la fiscalía, que no dependa del Poder Judicial, pero en la que éste participe; y en segundo lugar, que se produzca una conjunción entre el sector académico cualificado y la judicatura.

La formación de jueces, que es el problema al que me refiero, no está en debate. Pocos nos hemos referido al modelo y perfil de juez que es necesario formar para la democracia y el fortalecimiento del estado de derecho.

El debate se ha centrado en la selección de jueces, facultad que ya no sería exclusiva del Ejecutivo, sino de los tres Poderes de la Unión, y la designación de jueces, que sería por medio del voto popular. Ésta es la más cuestionada, porque, se dice, solo resultarían electos los favoritos de la presidenta que dentro de poco tendremos.

El problema de la formación de jueces virtuosos en el sentido aristotélico, por cuatro años después de la licenciatura en derecho, para que ya no sea el principio metajurídico de La Gracia divina de los jueces (que no es sino abuso de poder) la que sirva de único fundamento hasta para decretar una huelga de jueces, sigue en el olvido.


  • Efrén Vázquez Esquivel
  • efren23@hotmail.com
  • El autor es director científico de la Academia Mexicana de Metodología Jurídica y Enseñanza del Derecho, AC.
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