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Son los 'narcopolíticos' y 'narcomilitares', Presidenta

  • Razones y pasiones
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  • Elisa Alanís

Ciudad de México /

Una de las consecuencias inmediatas del regreso de Trump y la llegada de Sheinbaum fue la inédita entrega de 29 capos a Estados Unidos. Se acabó la estrategia de “abrazos, no balazos” de López Obrador.

Y qué bueno. Por más propaganda que lo negara, los abrazos fueron para los narcos y los balazos para el pueblo. Y plomo y ácido y tortura y extorsión y reclutamiento y fuego y cuchillo y dolor, mucho dolor.

La Presidenta sabe que algunos de estos hombres expulsados del paraíso de la impunidad, llamado México, fueron enviados al matadero. Fiscalías estadunidenses pedirán, para varios de los miserables sanguinarios, la pena de muerte.

La decisión fue tan tenaz que Omar García Harfuch deslindó a la doctora Claudia. Comentó que ella no tuvo nada que ver, que fueron los integrantes del Gabinete de Seguridad. La protegió, pues. Así de delicada está la situación.

Sin embargo, en la retórica oficial, no existe colusión. Repiten que, antes de la 4T, el Estado cometía crímenes contra la población, pero ahora es la delincuencia organizada. Como si autoridades de los tres niveles de gobierno no estuvieran metidas hasta la médula.

Ayer, a propósito del campo de adiestramiento y exterminio en Teuchitlán, develado por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, Sheinbaum declaró que en su administración “no habrá construcción oscura de verdades históricas”, haciendo referencia a lo que sucedió durante el sexenio de Peña Nieto con la desaparición forzada de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa.

Nada más hay que recordar que uno de los propósitos de la llamada verdad histórica del entonces procurador Murillo Karam fue eximir a miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional encabezados por el general Salvador Cienfuegos.

La expulsión de hampones a EU es un paso importante. Pero mientras los cárteles y sus células sigan operando y creciendo al amparo de narcopolíticos y narcomilitares, los cabecillas serán sustituidos y el horror prevalecerá.

La presidenta Sheinbaum también tiene que combatir a los funcionarios que forman parte de las organizaciones criminales. Y no. No solo son los de Calderón.

Aquí entre nos

Sorprendió a la mandataria que filtraran al New York Times la información del hackeo de su teléfono, luego de la llamada que sostuvo con Trump y la entrega de los 29 narcotraficantes.


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