A partir de hoy quedan 81 días para la elección presidencial del martes 3 de noviembre en Estados Unidos y según los números el demócrata Joe Biden se perfila como claro favorito para ganar la contienda. La diferencia no es menor, el promedio de las encuestas nacionales coloca a Biden más de ocho puntos arriba del presidente Trump. Si la elección se realizara hoy la ventaja de Biden le alcanzaría para competir en bastiones republicanos como Florida, Georgia y hasta Texas. El último candidato demócrata en ganar ese estado fue Jimmy Carter, en 1976. De ese tamaño es la diferencia.
Pero, la realidad es que la elección no es hoy. Todavía falta un largo camino por recorrer y varias escalas en ese camino, empezando por las convenciones que este año serán virtuales y los debates que han cobrado mayor importancia frente a la imposibilidad de una campaña presencial.
No parecen mucho 81 días, pero creo que todos hemos aprendido cuánto puede cambiar el mundo en tres meses. Todos hemos aprendido la profundidad y la velocidad a la que pueden transformarse nuestras vidas en unas cuantas semanas, pero sobre todo hemos aprendido a no dar por muerto a Donald Trump, no importa lo que digan las encuestas.
Esto me lleva al título de mi texto. Las encuestas de 2016 también daban una amplia ventaja a Clinton días antes de la elección y la verdad es que no se equivocaron. Al final, Clinton obtuvo una ventaja de dos puntos porcentuales o casi tres millones de votos. La diferencia fue el colegio electoral y la incapacidad de las encuestas para medir el nivel de entusiasmo entre los votantes demócratas en estados clave como Florida. La coalición que llevó a Obama a la Casa Blanca en 2008 y 2012 no se presentó a votar en los niveles que necesitaba Clinton.
Sabemos que los seguidores de Trump van a salir a votar el martes 3 de noviembre sin importar cuáles sean las circunstancias. Veremos si Biden y su nueva compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris, logran generar el mismo entusiasmo entre sus seguidores. Sobre todo, si el gobierno de Trump insiste en torpedear la integridad del proceso y en complicar la participación de esos votantes, algo que a estas alturas debería preocuparnos más que las encuestas.
@Enrique_Acevedo