Un futbolista aparece muerto. Ése hecho es el detonante de la zigzagueante trama de dos recomendables series europeas, parte de la abundante oferta de la plataforma Netflix, hoy por hoy la soberana de la televisión por streaming. Una de ellas es la alemana Dogs of Berlin. La otra es la belga La trêve (La tregua). Dos claros ejemplos de la diversidad programática que el hoy de sobra conocido canal de televisión por Internet tiene para ofrecer, y cuya verdadera potencia no estriba en ser una distribuidora de títulos con un criterio de curaduría bastante calibrado, sino una voraz productora de contenidos que trabaja con realizadores en los cinco continentes.
Claro, cada una de las series atrás referidas tiene sus particularidades. En el caso de la primera, el jugador de futbol asesinado es la estrella turca de la selección alemana, mientras que en la segunda el presunto suicida es un inmigrante africano que ha recalado en un pequeño pueblo de Bélgica, para ser fichado por un modesto equipo de ligas inferiores.
En ambas series, el futbol y los oscuros manejos que lo envuelven, es apenas el telón de fondo del nudo de situaciones ligadas a cada una de las ciudades donde la historias se desarrollan, en una la cosmopolita Berlin, en otra la provincial Heiderfeld.
En Dogs of Berlin dos policías, el problemático alemán del Este y ex-militante nazi Kurt Grimmer y el turco-aleman Erol Birkan, deben erradicar diferencias para desmantelar a una organización del narcotráfico que domina el mercado en la ciudad alemana. Para ello, además de sortear las complicaciones de sus complejas vidas personales, deben enfrentar a un grupo de neo-nazis, asomarse al mundillo del hip hop gangsteril, encarar distintas situaciones originadas en el fuerte conflicto racial que polariza en ciertos ámbitos a locales e inmigrantes —justo en la coyuntura de un partido de eliminación al Mundial entre Alemania y Turquía— y, de paso, resolver el crimen, la misteriosa muerte de Orkan Erdem, que los lleva a desenmascarar la intrincada red de corrupción que mueven las apuestas en el deporte más millonario de Europa.
Por su parte, La trêve tiene como protagonista al neurótico detective Yoann Peeters, quien intuye otra teoría para explicar el aparente suicidio del joven jugador Didier Driss. En su vehemente impulso por resolver el caso, Peeters no sólo enfrentará la indolencia policial de sus mandos, sino también, de forma muy similar a como sucede en Dogs of Berlin, confrontará los intereses y las relaciones de explotación que se dan aún incluso en ligas pequeñas de futbol, así como las conductas de racismo que aún marcan la vida de distintas ciudades europeas, incluso en la conservadora provincia belga. Algo de La trêve evoca el tono dramático de The Sopranos, la gran serie de HBO, en el hecho de que Peeters frecuenta una terapeuta con la que consigue aclarar sus ideas y explicar la rabia que lo lleva a actuar arrebatadamente, acentuando su personalidad y convirtiéndolo en un protagonista singular.
Dogs of Berlin y La trêve son tan sólo dos de las incontables series de factura europea y asiática que Netflix tiene en su apabullante catálogo —la más popular en este momento seguramente será la también germana Dark; otras podrían ser la sueca Califato, la polaca Las plagas de Breslavia o la islandesa Los asesinatos del Valhala—, y que nos ofrecen una manera muy distinta de narrar historias a la dominante fórmula estadounidense que marca nuestro consumo. Verlas resulta una experiencia refrescante por el mero hecho de escuchar la musicalidad de otro idioma, asomarnos a las costumbres de otros pueblos y conocer sus paisajes urbanos y bucólicos más emblemáticos. Una programación gourmet y a la carta para seguir descubriendo el mundo, las personas y los cautivadores relatos que lo habitan.