En 1970, Cat Stevens, entonces a punto de convertirse en uno de los músicos británicos más populares internacionalmente, dio a conocer su disco más celebrado: Tea for the Tillerman; un álbum que a la postre sería un clásico de ese cruce entre la música folk y el rock, presentándolo justo al arranque de una década que se caracterizaría por una producción de grandes obras musicales hechas desde el Reino Unido.
Tea for the Tillermanes, muy seguramente para quienes lo escucharon en el momento de su popularidad, un disco relevante, de esos cuyas canciones crecieron a través del tiempo y en el cual no hay una que desmerezca su inclusión. Obvio, las hay que resultan más conocidas como “Father and Son”, ese emblemático y emotivo diálogo entre un hombre y su vástago que quedaría como el éxito mayor del músico al que hoy conocemos como Yusuf. Muy cercanas en cuanto a su difusión a través de los años están también “Wild World” y “Hard Headed Woman”. Pero Tea for the Tillermanes uno de esos álbumes surgidos en un tiempo en el que era común escucharlos completos y conocerlos por ende en su totalidad.
Tea for the Tillerman, valga dejarlo en claro, representó para Cat Stevens el arranque de una época muy exitosa para su música, hasta el extraño día en que decidiera convertirse al islamismo, cambiar de nombre y desaparecer de la faz de la tierra por un rato. A éste le siguió Teaser and the Firecat(1971), casi tan conocido con su anterior, también con algunos himnos de su cancionero como “Morning Has Broken” y “Peace Train”. Catch Bull at Four(1972) vino después y también sonó en la radio, sobre todo su sencillo “Sitting”.
Stevens tuvo otra muy buena racha de popularidad, aunque Isitzo, ya en 1977, fue quizás un disco más orientado al pop, el cual lo reposicionó en la lista de éxitos con canciones como “(Remember the Days of the) Old Schoolyard” y “(I NeverWanted) To Be a Star”, luego de algunos álbumes que pasaron un tanto inadvertidos.
Pero la razón por la que revisito Tea for the Tillermanes porque en días recientes Yusuf dio a conocer que volvería al estudio a regrabarlo, con versiones nuevas de sus once canciones, con la idea de celebrar sus 50 años de existencia.
La nota publicada por la revista especializada Mojo especificaba ya el tratamiento que Stevens, a sus 71 años, está dando a las nuevas interpretaciones de sus canciones. Por ejemplo, “On The Road To Find Out” sonará cercana al blues del desierto de los grupos tuareg al estilo de Tinariwen, y “Wild World” se inclinará hacia el jazz/blues que al propio Stevens le recuerda a Tom Waits, músico del que él se considera seguidor. Para “Father and Son”, el inglés ha retomado una grabación suya en vivo, hecha en The Troubaour en Los Ángeles en 1970, la cual servirá para el momento en que el hijo habla, y él, ahora, grabará la parte del padre. Vaya oportunidad de revalorar un disco icónico, a través de versiones actuales que seguramente remitirán a las clásicas.
Acerca del dibujo de la portada donde un hombre de barba pelirroja bebe té a mitad del campo, mientras dos niños trepan al árbol que les da sombra, Stevens ha dicho que tendrá una readaptación en la que el personaje central lleva un caso espacial, el cual tiene el visor abierto para poder beber. “´Es humano y su corazón está en su lugar”, explica Yusuf como si hablara de sí, hoy reconciliado consigo mismo y en plena actividad. “Y quiere un mejor mundo”, remata con convicción.