A la silla presidencial llegó una mujer que no es cosa menor, Claudia Sheinbaum asumió la Presidencia de México para marcar un hito histórico al ser la primera mujer en ocupar este cargo, la número 66 al frente del Ejecutivo. Su llegada a la silla presidencial no solo simboliza un avance en términos de igualdad de género, sino que también representa la continuación de la Cuarta Transformación (4T), el proyecto político encabezado por su líder histórico Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, Sheinbaum no solo hereda los logros de su predecesor, sino también una serie de desafíos que deberán ser atendidos con urgencia para consolidar la visión transformadora que ha prometido.
Uno de los mayores retos que enfrenta Sheinbaum es la economía. A pesar de las promesas de AMLO de un crecimiento robusto, su administración apenas logró un incremento promedio del 1% en el Producto Interno Bruto (PIB). La pandemia de covid-19 afectó significativamente la economía mexicana, pero la falta de inversión en infraestructura y la baja confianza en los mercados impidieron una recuperación más acelerada. Para Sheinbaum, este escenario representa una oportunidad y un desafío. La expectativa de crecimiento para 2024 es modesta, en torno al 1.5%, lo que refleja un entorno incierto. Será crucial para su administración atraer inversión extranjera y reactivar sectores clave como la industria manufacturera y el turismo.
La salud y el rezago del IMSS-Bienestar
En términos de salud, López Obrador prometió un sistema similar al de Dinamarca, pero la realidad ha estado lejos de esa expectativa. Durante su mandato, el acceso a servicios de salud empeoró, afectado por la falta de medicamentos y la saturación de hospitales. El programa IMSS-Bienestar, que pretendía garantizar cobertura para quienes no cuentan con seguridad social, no cumplió los objetivos esperados. Para Sheinbaum, esto se traduce en un reto inmediato: fortalecer el sistema de salud pública y garantizar el acceso a medicinas, además de mejorar la infraestructura hospitalaria.
La administración de López Obrador también deja pendientes significativos en el ámbito educativo. Aunque se prometió una reforma integral a través de la Nueva Escuela Mexicana, los resultados han sido decepcionantes. Según las evaluaciones internacionales solo un tercio de los estudiantes mexicanos alcanzan niveles mínimos de competencia en matemáticas y lectura. Sheinbaum deberá enfrentar este rezago con políticas que no solo aumenten la inversión en infraestructura escolar, sino que también aborden la formación de docentes y la implementación de programas más efectivos.
El tema de la seguridad será uno de los puntos álgidos para el nuevo Gobierno. Aunque la militarización de la seguridad pública ha sido una estrategia continuada bajo el mando de la Guardia Nacional, los niveles de violencia y criminalidad no han disminuido significativamente. Además, el caso Ayotzinapa sigue siendo una herida abierta en la sociedad mexicana. A 10 años de la desaparición de los 43 estudiantes no se han obtenido respuestas claras, lo que ha generado desconfianza en la gestión de justicia. Sheinbaum deberá reconstruir la confianza en el sistema judicial y garantizar que los responsables sean llevados ante la justicia.
La toma de posesión de Sheinbaum se produjo en medio de tensiones diplomáticas, especialmente con España, país que no envió representación oficial a la ceremonia. Este tipo de fricciones plantea interrogantes sobre el enfoque que tomará la nueva administración.
La Presidenta enlistó 100 compromisos, muchos de los cuales buscan consolidar los avances de la Cuarta Transformación. Entre éstos destacan la continuidad de los programas sociales que caracterizaron al lopezobradorismo, como la pensión universal para adultos mayores y el apoyo a jóvenes. No obstante, también señaló la necesidad de enfrentar nuevos retos como la crisis climática y la transición hacia energías renovables.
El reto de Sheinbaum es monumental: consolidar los avances de la 4T, enfrentar los problemas estructurales que quedaron sin resolver y, al mismo tiempo, proyectar una visión que logre resultados tangibles en temas complejos como la economía, la seguridad y la justicia. Ojalá suceda y no perdamos seis años más.