A 34 días de que suceda el relevo en Palacio Nacional, la posición del peso frente al dólar es un reflejo de la fragilidad de los mercados ante la incertidumbre política. Además se suma la postura del presidente Andrés Manuel López Obrador, que puso en pausa la relación con las embajadas, tanto de Estados Unidos como con la de Canadá, resultado de que los socios comerciales de México han externado su preocupación sobre esta propuesta de reforma. En particular, la inminente reforma al Poder Judicial ha generado inquietud en los inversores, quienes temen que los cambios en el sistema judicial puedan alterar el clima de negocios en el país. Esta preocupación ha provocado una salida de capitales, aumentando la presión sobre el tipo de cambio.
En el caso de Nuevo León, donde la actividad industrial depende en gran medida de las importaciones de insumos y maquinaria, la depreciación tiene un impacto directo en los costos de producción. El aumento del costo del dólar encarece los productos importados, lo que a su vez afecta los precios finales y reduce la competitividad de las empresas locales en los mercados internacionales. Además, los consumidores se ven afectados por el aumento de los precios en bienes importados, lo que disminuye su poder adquisitivo.
De junio, a la fecha, la moneda se ha depreciado 15.5 por ciento frente al dólar, al pasar de 17.02 a 19.72 pesos por cada dólar unidades por dólar.
Frente a esta coyuntura, los regiomontanos deberían aprovechar una de sus principales fortalezas: su capacidad para trabajar juntos. El enfoque no debe ser solo reaccionar a los cambios en el tipo de cambio, sino anticiparse y actuar de manera proactiva para mitigar los efectos negativos. Esto implica que tanto el sector privado como el público, junto con la sociedad civil, deben unirse en un frente común.
Una estrategia efectiva puede centrarse en fortalecer las cadenas de suministro locales para reducir la dependencia de las importaciones. Esto no solo ayudaría a mitigar el impacto de la volatilidad cambiaria, sino que también fomentaría el desarrollo de la industria local, generando empleo y estimulando la economía interna. La colaboración entre empresas grandes, pequeñas y medianas es fundamental en este proceso, ya que las empresas más grandes pueden apoyar a las más pequeñas en la adopción de nuevas tecnologías, la mejora de la productividad y el acceso a nuevos mercados.
Además, es necesario que los líderes empresariales y las autoridades locales trabajen en conjunto para atraer inversiones extranjeras directas que puedan fortalecer sectores clave de la economía de Nuevo León, como el automotriz, el de tecnologías de la información y el de energía. La diversificación de la economía es esencial para reducir la vulnerabilidad ante las fluctuaciones del tipo de cambio, y para ello se requiere un esfuerzo coordinado entre el Gobierno estatal, las universidades y las cámaras empresariales para impulsar la innovación y el desarrollo tecnológico.
Desde la sociedad civil también existe un papel crucial en este escenario. Los regiomontanos siempre se han caracterizado por su sentido de comunidad y responsabilidad social, y ahora más que nunca es necesario que esa energía se canalice hacia la construcción de un futuro económico más sólido. Las organizaciones civiles pueden desempeñar un papel importante en la educación financiera y en la promoción de un consumo más consciente y sostenible. Además, pueden apoyar la creación de redes de colaboración entre emprendedores y pequeños negocios, facilitando el intercambio de recursos y conocimientos.
Aunado a la situación con el peso, la Bolsa Mexicana de Valores cerró la sesión de este martes con una pérdida no menor. Los que le saben dicen que esto se atribuye también esta caída al nerviosismo por los cambios en el Poder Judicial.