Reinventar la Ciudad de México

Ciudad de México /
La capital se convirtió en un “muégano” de distintos centros urbanos aglutinados y yuxtapuestos. ESPECIAL

La gran metrópoli conocida ahora como Ciudad de México se integró como un conglomerado de varios poblados que se fundaron originalmente en las riberas de los lagos del Valle de Anáhuac, hoy Valle de México, aproximadamente hace 900 años. Durante los primeros 400 años de existencia se consolidaron alrededor del esplendor y el poderío del Imperio Azteca y de la gran Tenochtitlan. Estos pueblos fueron independientes y autosuficientes, con historias, culturas y tradiciones propias y específicas.

La gran Tenochtitlan. Fundada hace 900 años, se integró como un conglomerado de varios poblados en las riberas de los lagos del Valle de Anáhuac, hoy Valle de México.

Con la conquista española del Imperio Azteca en 1521, estas florecientes poblaciones precolombinas fueron parcialmente destruidas y transformadas por los conquistadores europeos, quienes construyeron sobre sus cimientos nuevas ciudades basadas en los protocolos urbanos de la Europa renacentista. Durante los siguientes 300 años de la Colonia Española, un archipiélago urbano ordenado y bien articulado se creó en el Valle de México, el cual siguió creciendo y desarrollándose después de la Independencia en 1820 y hasta el inicio de la Revolución Mexicana de principios del siglo XX.

A partir de 1920, con la consumación de la Revolución, se detonó un importante proceso de inmigración, principalmente del campo a la gran ciudad “central” y capital del joven país. Este influjo de nuevos pobladores, aunado a la aparición del automóvil, provocó el crecimiento desbordado y desordenado de todos y cada uno de estos pueblos y pequeñas ciudades, invadiendo los espacios agrícolas intersticiales entre ellos y sobreponiéndose los límites de los unos con los otros. Mientras, nuevos asentamientos se fundaron irregularmente en los alrededores y las laderas de los cerros circundantes. El resultado es la gran y muy dispersa masa urbana sin orden ni forma que vivimos ahora, carente de los servicios e infraestructura suficiente para responder al acelerado y creciente desarrollo que continúa hasta hoy. La Ciudad de México se convirtió en un “muégano” de distintos centros urbanos aglutinados y yuxtapuestos, inmersos en una gran madeja de trama urbana banal y muy mal articulada.

Con estas condiciones se inicia a principios de este siglo una lucha constante por estructurar, organizar y conectar esta caótica y desordenada situación metropolitana moderna, buscando lograr un nuevo tejido urbano mejor articulado, y al mismo tiempo más fluido y mejor comunicado, tanto internamente como con las distintos poblados y ciudades vecinas. Durante los últimos 100 años se han llevado a cabo distintos esfuerzos puntuales y específicos para resolver principalmente los temas de servicios básicos y de movilidad, algunos más afortunados que otros, siempre aislados y la mayoría de ellos privilegiando el uso del automóvil. Hasta ahora nunca se ha implementado una visión total para la creciente ciudad.

Durante su administración como jefe de Gobierno de la Ciudad de México (2006-2012), el entonces alcalde Marcelo Ebrard propuso una estrategia y una visión para ordenar y estructurar el territorio metropolitano: el nuevo modelo sugiere sobreponer un plano más de organización a las distintas capas transparentes de historia urbana que forman la ciudad actual, conservando las características propias y múltiples virtudes de cada uno de sus componentes, y agregando un orden y una estructura que permitirán lograr una ciudad policéntrica más fluida y mejor interconectada, más diversa, más segura, más equitativa y más justa.

Este plan consiste básicamente en crear una nueva trama urbana que identifique y conecte los nodos de transporte colectivo existentes, que de manera orgánica y espontánea, y generalmente informal, se han creado y consolidado en las diversas zonas, los cuales se convertirán en los nuevos centros neurálgicos de movilidad y desarrollo, diferenciándose de los centros históricos políticos de los asentamientos originarios. Se propone construir en estos sitios modernos centros de intercambio modal de transporte (Cetram), que provocarán y detonarán el crecimiento permitido y regulado de poblaciones urbanas de usos mixtos y demografías diversas, que contarán con los servicios básicos requeridos para su cotidianidad y donde sus habitantes tendrán la oportunidad de vivir, trabajar, estudiar, descansar y desarrollar su vida comunitaria. Los habitantes de estos centros tendrán la oportunidad de permanecer en un territorio bien identificado y accesible siempre a pie o en bicicleta, y así evitar la necesidad de desplazarse a otros sitios más lejanos lo menos posible. Estas nuevas concentraciones urbanas, mini ciudades dentro de la ciudad, tienen la oportunidad de convertirse en destinos densos y multifuncionales, articulados por espacios públicos bien diseñados y proporcionados, que permitirán reconfigurar y re-inventar la gran Ciudad de México en beneficio de la calidad de vida y el bienestar de todos los mexicanos.

CETRAM Observatorio. Modelo que propone crear una nueva trama urbana que identifique y conecte los nodos de transporte colectivo existentes.FUENTE: TEN Arquitectos . INFORMACIÓN: Enrique Norten

Todos estos nuevos centros formarán parte esencial de un gran sistema metropolitano de movilidad y estarán conectados por un eficiente sistema de transporte público compartido, eficiente y sustentable. Un nuevo plano de ciudad con una nueva estructura policéntrica bien comunicada, que será más densa, más segura, más diversa, más justa y equitativa, se sobrepondrá a la ciudad ya artrítica, dispersa y sectorizada que vivimos ahora los chilangos.


  • Enrique Norten

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