Dime dónde vives y te diré por quién votaste

Jalisco /

“No es la conciencia del hombre la que determina su existencia, sino al contrario, es su existencia social la que determina su conciencia”, escribió hace más de 150 años Karl Marx. Es la base de aquello que en ciencias sociales se define como el materialismo. Esta corriente ideológica presuponía que los pobres tendrían que apostar por el socialismo, mientras los ricos defenderían sus privilegios capitalistas. La frase ha sido debatida por décadas. Incluso desde el posmarxismo (Gramsci, Lukács o Adorno). Y es que, por qué si la realidad define nuestra conciencia, ¿los trabajadores franceses votan por Le Pen y no por la Francia Insumisa? ¿O el cinturón rojo del Norte de Inglaterra por los Tories y el Brexit? ¿O un desempleado de Montana por Trump y no por los demócratas? ¿O un rico de San Francisco por los Demócratas que le quieren cobrar más impuestos?

El voto y la identidad política es mucho más que la clase social. En el pasado reciente, en Jalisco, veíamos como el Partido Acción Nacional (PAN) vencía entre ricos y pobres, entre universitarios y sectores con baja educación (1995-2006). Movimiento Ciudadano también se impuso transversalmente en 2015 y 2018. Partidos que lograron recibir el respaldo mayoritario de las clases medias y altas jaliscienses, pero su discurso también tenía eco entre los más desfavorecidos. El sexenio de Andrés Manuel López Obrador ha sido muy eficaz en dotar de conciencia política a una parte muy importante de la sociedad. Todo reducido a un vulgar: Fifís contra Chairos.

En Jalisco, clases altas, medias altas y una parte de la media votó por MC; clases bajas, medias bajas y una parte de las medias optaron por Morena. Entre los primeros, MC se disputa el voto con el PAN. Entre los segundos, Morena se engulle el viejo voto del PRI. Solamente Morena y MC se disputan el voto entre las clases medias precarias que tienen ingresos que se mueven entre los 18 y los 28 mil pesos mensuales. Y, por supuesto, en el interior del Estado (exceptuando Los Altos).

Y eso tiene una traducción geoespacial muy precisa. Vayamos al Área Metropolitana de Guadalajara. Si la elección a diputados sólo se hubiera realizado en el Sur-Poniente-Norte (distritos 4, 6, 8, 10, 12), Movimiento Ciudadano supera a Morena por 16 puntos (45-29%). La mitad de los votos naranjas surgieron de estos distritos. En cambio, en el Sur y el Oriente de la metrópoli (7, 9, 11, 14, 16, 20), Morena encabeza por 11 puntos la votación. Siendo la mayor ventaja para Morena en Tonalá y para MC en Zapopan. La división es tan considerable que si fuera por los primeros: la presidenta sería Xóchitl Gálvez, Lemus hubiera arrasado y tendría el Congreso con mayoría hiper calificada. Si fuera por los segundos: Sheinbaum no tendría rival, la gobernadora electa sería Claudia Delgadillo y Morena se hubiera quedado como la primera fuerza política.

 Así, la ciudad dividida en bloques. Y el estado con batallas regionales entre Morena y MC, mientras Los Altos es el último rincón del PAN.

Todos estos datos para concluir que, en Jalisco, el nivel socioeconómico es ya la variable más relevante para explicar el voto. Siempre ha habido una relación estrecha entre ingresos, riquezas y preferencia política; sin embargo, se ha acentuado con la llegada de la autollamada Cuarta Transformación. Es muy probable que, si usted toca la puerta de su vecino de Providencia, él haya votado por Xóchitl, Lemus y Verónica (y por el PAN para el Congreso federal). Y si usted pregunta en Loma Dorada, Sheinbaum, Claudia y Sergio Chávez. Seis votos por Morena. Voy más allá: los datos muestran que en Zapopan hay colonias en un diámetro de 7 minutos en auto que votaron cosas radicalmente distintas. También en Guadalajara, por ejemplo: Santa Tere (Morena), Ladrón de Guevara (MC).

La transición a la democracia en Jalisco tuvo a las clases medias, sobre todo las urbanas, como el principal actor. Una mezcla entre conservadurismo y apuesta por un modelo económico abierto de mercado permitió que el PAN estuviera casi dos décadas en el poder. A diferencia de los estados del Sur, en Jalisco, el PRD siempre fue marginal. Y es que, según los datos del INEGI, seis de cada 10 jaliscienses son clasemedieros. Un PRI, más cargado a la derecha en Jalisco que en la Ciudad de México o en el Sur del país, era la única sombra al dominio blanquiazul.

Por lo tanto, el voto de clase nunca fue definitivo en Jalisco. Hoy sí lo es. No es malo que el elector se fije en sus condiciones económicas objetivas a la hora de definir su preferencia política. No obstante, si las identidades políticas se calcifican corremos el riesgo de una ruptura social como ha ocurrido en otros países de América Latina como Brasil. La mitad del país se asume del PT o de la izquierda, y la otra mitad se mueve desde el centroderecha hasta la derecha más autoritaria como la bolsonarista. La polarización económica y política alimenta los extremos.

Dime dónde vives y te diré por quién votas supone la perpetuidad de la polarización política. Incluso el sesgo a la hora de gobernar. Jalisco necesita opciones políticas que sean capaces de hablar y tomar decisiones para todos.


  • Enrique Toussaint
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