Repensar el mundo

Ciudad de México /

Qué maravilla pisar por primera vez un territorio inexplorado; abrir brecha, recuperar la capacidad de asombro, desechar ante lo nuevo las viejas formas de analizar, de descifrar y de nombrar las cosas.

Darse cuenta de lo poco que uno sabe y tener la oportunidad, el enorme privilegio, de repensar con humildad y osadía el mundo.

Que otros, aquellos que se empeñan en volver al pasado de autoritarismo, corrupción e intolerancia, opten por la ruindad como estrategia.

Que aferrados a sus dogmas se hundan en la ignominia, y su mezquindad y su vileza no nos contaminen.

Que se lleven con ellas y ellos el odio que sienten y que esparcen, el miedo que les enferma y con el que pretenden contagiarnos.

Vivimos lo inédito y algunos otros, con buena fe y una elevada dosis de soberbia, no lo reconocen.

Acostumbrados a saberlo todo creen que aquí, en 2018 y luego en 2024, se produjeron solo cambios cosméticos y no dos rupturas sucesivas; mas profunda la segunda que la primera.

Por eso fallan en el análisis; por eso la realidad les deja mal parados casi siempre.

“La fuerza de la convicción es similar a la del amor” y el poder es solo la continuidad de la lucha, una oportunidad de servir y de entregarse por completo al pueblo, dijo Claudia Sheinbaum Pardo en una, también inédita, reflexión audiovisual.

Habló la Presidenta, como no suele hacerlo quien gobierna y en un ejercicio de comunicación masivamente individualizada, uno a uno, una a una, a las y los obreros y campesinos, pero también a las y los empresarios y profesionistas, estudiantes, empleados y comerciantes.

Mostró el rostro de una revolución amplia, plural, incluyente y por tanto única en la historia en la que hasta los más feroces adversarios tienen derecho a hacer y decir lo que les venga en gana.

Una revolución que no se aferra al poder y se produce en libertad, pero que no renuncia a conquistar en las urnas y siempre por la buena el favor de las y los votantes.

A repensar el mundo y la manera de plantarnos en él nos obliga la singularidad de este proceso de transformación pacífica y democrática que vivimos.

En México hoy el poder no se busca para aplastar al contrario, no se compra, ni se mantiene con la fuerza, apelando a recetas ideológicas o trampas de ningún tipo.

No se vence, se convence, como decía Miguel de Unamuno, manteniéndose fiel a principios y convicciones y entregando resultados, cumpliendo los anhelos de justicia, libertad y bienestar del pueblo.


  • Epigmenio Ibarra
  • Periodista y productor. Fundador de la prodcutora Argos. Corresponsal de guerra entre 1980 y 1990 / Escribe todos los miércoles su columna "Itinerarios"
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