Tras publicar casi una década aquí no me sobran muchas palabras con las cuales despedirme. Casi todas las usé y correctamente. Causa tristeza partir de donde uno fue feliz a sabiendas de que volver es imposible (parafraseando el dicho). Espero que algo de lo que haya escrito sea entrañable para ustedes; de ser así, les pertenece.
Las malas noticias merodean a diario y al aparecer solo queda darles la bienvenida. Enunciar “hasta pronto” sería inexacto, mejor “hasta la próxima vez”, cuando suceda.
Tengo especial gratitud con Alfredo Campos Villeda, quien hizo por mí hasta lo imposible y, por supuesto, hacia mis lectores, que de resultar “pocos” no hubiera querido tener más.
Para difundir la literatura los alicientes sobran y el gozo que supone que alguien se entere de ella basta siempre.