Los lectores tienen en común, valga la redundancia, el acto de leer. Qué se lee hace la diferencia. Más allá del juicio que supone preferir la calidad de un texto a otro, esto nos define, y sucede con todo. Qué tiene mayor calidad es subjetivo, por ello algunos autores nunca tienen éxito, pues el jurado favorece únicamente sus gustos.
Al analizar la historia, gustamos incluso de algunos gobernantes porque aciertan sobre algo cuando son malos y así se construye, encima de sus ruinas, otras. Ocurre con la literatura: una pluma insobornable y una opinión justa son excepcionales. De esto surge en ocasiones la necesidad de expresarse… y Hélène Cixous lo lleva a cabo.
Deseo de escritura es la reivindicación de aquello tergiversado por modas actuales y un pensamiento no fincado en el estudio. Sin embargo, su argumento resulta mucho menos elemental. Con razón, Jacques Derrida la describió como “una de las más grandes autoras contemporáneas”. Igual que Camus, nació en Argelia y también ha sido prolífica con decenas de publicaciones.
Esta antología homenajea con ensayos, ficción y teatro el ámbito poético que Cixous gusta y cuyo deseo es la expresión a través del idioma, derivando en goce. La mujer es lenguaje para ella, recuperando el verdadero feminismo donde incluso hay feminidad en lo que piensa.
La autora hace objeto de análisis y reflexión cualquier cosa (donde influyen Ronsard, Rilke, Kafka, Montaigne) desde la condición femenina, que debe ser revolucionaria.