La locura no es causada al odiar sino cuando se ama. Grandes delirios provocaron épicas batallas históricas y también inspiraron los relatos que nos contamos cada día. Javier Tomeo habló sobre ello como quien no tiene otra alternativa más que escribir historias disparatadas, pero realistas.
Su protagonista puede ser, por ejemplo, un hombre cualquiera cuyo destino comparte con otros extraordinarios personajes y cuyo talento se define al acontecer de sí mismo. Tomeo explora el miedo como un constructo antiguo y actual durante sus relatos, que van de perversos a cándidos cuentos entre vampiros, alienígenas y también gente común.
Valerosos caballeros, lunáticos y terribles criaturas conforman el universo del autor, quien comparte un presente imposible con ellos y que, sin embargo, resulta perfectamente normal. Los monstruos de Tomeo: “difíciles ejercicios de amor”. Y sí, para lo desagradable y feo les inventa un infierno que tiene paraíso. Hilarante y subversivo, cómico e irónico, su genio no se cataloga en un solo género literario.
Tomeo sabía hacer algo que muchos desprecian: escribir bien. Fue galardonado y la crítica lo reconoció. Dio patria hasta a las hormigas, fabricó países, se fascinaba con nimiedades y evocó mil maravillas. Era un tipo extraño y esa condición le favoreció siempre, nadie lo comprendía y, aun así, consiguió la atención de todos. Hoy existe a través de los cuentos que ha dejado para encantarnos.