Un día de invierno con Calvino

Ciudad de México /

El autor de no escribir cada ocasión que prefiere evitarlo jamás hubiera publicado nada. De esta sentencia, irónicamente, surgieron las mejores y más extensas obras, pero también otras cortas y ejemplares. Italo Calvino nunca acortó sus textos, fue un escritor de largo aliento como en Si una noche de invierno un viajero (Siruela editorial).

Auténtico maestro de la prosa, Calvino, en esta novela con tono apócrifo, muestra que nadie aparte de él puede contar sus relatos. Lo cual resulta obvio pero tenía que comprobarse. Como protagonista hay un lector que al tiempo resulta ser un viajero. Así, diez inicios distintos se bifurcan durante la misma noche invernal en un país cuyo nombre se desconoce. 

El héroe debe entregar a alguien que jamás ha visto algo misterioso contenido adentro de una maleta. Él comienza una decena de veces a leer un mismo libro que parece imposible de terminar, siendo cada intento fallido algún itinerario distinto. Calvino tuvo que llevar a cabo múltiples narraciones que quedaron en suspenso y se perdieron, para lograr concluir una sola.

Irónicamente, el autor escribe pocas veces para sus lectores; sin embargo, Calvino espera complacerlos con “una obra (sobre el placer de leer) introspectiva y simbólica; de manías obsesivas; lógica y geométrica; revolucionaria existencial; cínico-brutal; erótico-perversa; apocalíptica-alegórica“ para identificarse con el espectador de sus letras.


  • Erandi Cerbón Gómez
  • femme.de.lettres@hotmail.com
  • Erandi Cerbón Gómez (Ciudad de México, 1991) hizo estudios de filosofía en la UNAM y escribe sobre libros en MILENIO desde 2014. Publica los jueves cada 15 días su columna Igitur.
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