Los grandes escritores suelen abundar en un mismo periodo histórico. Como los artistas durante el Renacimiento, que eran geniales, se forjaban de otra manera que hoy. El consumismo da poco tiempo al creador para crear y la exigencia de vender no ofrece tregua: está siempre e implica sufrimiento.
¿Cuál es el sentido de sufrir? Como todos sufrimos parece indispensable justificarlo. El camino que nos conduce hacia él, para sorpresa de pocos, resulta imposible de desandar, pero puede tener valor. Emil Cioran, famoso por nihilista, además de escribir En las cumbres de la desesperación publicó Ejercicios de admiración.
Esta serie de ensayos (artículos y prefacios) retrata personas que el propio Cioran admiraba con entusiasmo, elocuencia y un tono distinto al que lo hace popular, volviéndose lúdico. Nace en Rumania, que es la patria de ilustres escritores que emigran a otras capitales, como París o Múnich.
Obsesiones, gustos y prejuicios fueron el inicio de un talento decretado. Cioran halló en la escritura sentido para darle a su vida, y sí, encontró otra cosa que miseria. Más filósofo que novelista, finca las obras sobre rigurosas reflexiones; sin embargo, aquí se deja llevar por una fascinación casi increíble sobre varios temas y menciona a Eliade, Saint-John Perse, Joseph de Maistre.
Como si a través de ellos se conociera a él mismo, Cioran compone sin saberlo un texto que también celebra la propia existencia.