¡Tremendo recibimiento del 2020!
Qué dura demostración de la naturaleza ‘tóxica’ de nuestra civilización, donde los propósitos y los despropósitos de año nuevo, no tienen nada que ver con la realidad.
Muy rápido, el conflicto internacional Estados Unidos-Irán pone en alerta al mundo, también el oleaje de la economía fluctuante, los desastres naturales. La vida y el hombre, amigos míos.
Solo queda pensar que de las manos de la mentes sanas, sea cual sea el ridículo nombre de la generación, se puedan encontrar caminos menos graves, menos dolorosos, menos trágicos, sobre las decisiones que los poderosos suelen tomar por todos, aunque los poderosos sean elegidos por todos.
De aquí mi reflexión dominical y primera del año nuevo. Los invito.
Hay una grave crisis social y cientos de luchas aisladas. La lucha no debe ser contra el conflicto en turno, sino contra la ostentación de poder, la real enfermedad criminal de las civilizaciones.
Los grandes pensadores como Platón, y más cercanos a la políticas como Marco Aurelio, citaban que el poder debería estar en los sabios y filósofos… parece ser que los únicos políticos que aprendieron la lección son los católicos.
De ahí en fuera esta idea se dispersó, la sabiduría y el gobierno parecen antagónicos en la mayoría de los casos.
En la historia antigua Grecia y Roma tuvo grandes pensadores gobernantes que demostraron que el poder corrompe. Como Quijotes.
El escritor J.R.R. Tolkien hizo a mediados del siglo pasado una hermosa y poderosa metáfora sobre la corrupción ante el poder en El Señor de los Anillos.
En un sentido de profundidad muy rica, aunque en la ejecución muy pobre, la teorías de izquierda también nacen de grandes vertientes filosóficas, y sus postulados son grandilocuentes, navegantes entre la sabiduría y el romanticismo. Tan poderosos, en el sentido verbal de la palabra, que incluso el ‘Che’ Guevara llevó a la ejecución física una de las máximas contradicciones de la relación poder-sabiduría , con su emancipación de la “Revolución Cubana”… la izquierda es un desperdicio en el gobierno.
No lo sé, pero se ostenta más el poder de los fervientes, omisos, sumisos, que de los caídos.
Y luego la democracia.