El señor Cabeza de Vaca anunció el jueves por la tarde una serie de medidas emergentes, para muchos extremas, para evitar simplemente, aunque no lo dijo, que la gente salga de casa. Unas horas después, se emitió el decreto en el Periódico Oficial del Estado.
No es complejo el argumento de esta decisión: a la gente le vale un comino Susana Distancia, #QuédateEnCasa… todo. Por días, los sitios públicos están llenos, la foto común de las avenidas repletas de autos y a su vez estos repletos de gente, fiestas en las casas; vaya, no quieren ni usar los cubrebocas, carajo.
Entre las medidas más severas fueron el hoy no circula, el cierre de centros comerciales, la prohibición (primero sí y luego que según no) de carnitas asadas, pero sobre todo la advertencia de que la omisión traería cárcel y multas administrativas. El anuncio fue totalmente impopular, porque la gente quiere seguir haciendo carnitas asadas y salir en carro aunque no tenga objetivo obligatorio.
Impopular ahorita, porque a la larga si resulta, será un gran trancazo político con miras a las intermedias del 21... pero, ¡vaya! Erik, ¿quién carajos está pensando en elecciones?
Y fue tan impopular el lapsus que a los días de haberse hecho viral la prohibición de carnitas asadas, se emitió el anunció de que no hay bronca, que las familias hagan sus carnitas asadas suyas de ellos, obvio, con Susana Distancia. Pobre de nuestros políticos y sus crisis mentales en la búsqueda de la ecuación perfecta entre el covid, la impopularidad, la responsabilidad social y el valemadrismo ciudadano.
En Tamaulipas la tasa de incremento diario oscila entre el 8 y el 10 por ciento, bajo en comparación con otras zonas como el Estado de México, la CdMx o Jalisco donde su avance es abismal, pero no menor con el hambriento coronavirus, y donde la prevención es la principal arma contra este enemigo silencioso que seguramente ya debe tener muchos infectados que siguen paseando por las calles de Tampico y su zona conurbada, Mante, Reynosa, Río Bravo, Nuevo Laredo, Matamoros, San Fernando, Victoria, donde la incidencia es mayúscula y la omisión de la gente aún más.
Y lo duro apenas viene; pero como ya he escrito, estas tragedias y contingencias, son la golosina preferida del poder. Ya luego a ver qué.