“¿Porqué vendo mi voto?” es un libro coordinado Jaime Pérez Dávila, catedrático del Fes Acatlán de la UNAM, basado en una investigación de universitarios para conocer las causas de que la venta del voto sea tan redituable para los políticos.
La pobreza, la frustración por el mal gobierno, el desinterés a los asuntos políticos, generan que se devalúe el sentido ciudadano, y con ello, el de poder de la elección libre.
“Todos son iguales”, “No sirve de nada, siempre ganan los mismos”, “Todo lo deciden los del dinero”, son algunos de los argumentos para restar culpabilidad tras vender el sugrafio.
Los mismo partidos han promovido la idea de “recibir lo que te dan pero vota por (inserte el partido que guste aquí)”, generando que los recursos malhabidos tengan circulación, algo que no es exclusivo del PRI; acá en Tamaulipas gente del partido en el poder, PAN, por ejemplo, está moviéndose con beneficiarios de programas sociales, igual que sus antecesores tricolores.
Como sea, en la charla e interacción con Pérez Dávila, logramos resaltar que efectos como el de esta elección, una efervescencia similar a la del 2000 que llevó a Vicente Fox a la Presidencia, pudiera restarle poder al clientelismo electoral, debido a que, en esa imperiosa necesidad de castigar al partido del poder, o al mismo sistema, el sufragio se encarecerá o mejor aún, su valor no tendrá precio.
Si un efecto como ese permitió la alternancia hace 18 años y dejó al elector percibir que su voto SÍ TIENE VALOR ¿entonces porque regresar tras una decepción a la misma costumbre clientelar?
Entre la charla, surge una frase que se queda clavada en el subconsciente: el gobierno no crea ciudadanía.
Es ahí donde regreso a la debilidad identitaria del país, al patriotismo vulnerable, incluso a ese Síndrome de Estocolmo colectivo por el descarado, cínico y perturbador abuso del poder, que ante la ineficacia u omisión, genera un jugoso mercado político.
Parece ser que este año el voto subirá su valor, pero, ¿después seguirá así?
Un escupitajo
Quién tuvo la brillante idea de poner a Javier Lozano al frente de una campaña. Su tino para ser ordinario fue evidente con el spot contra AMLO que sí denigra a los adultos mayores. Sobran adjetivos para este hombre que afecta a su candidato, de por sí anulado.
Otro
Margarita Zavala, abierta o no, en su decline lleva implícito una alianza de facto.