Las tragedias humanas, los desastres, cualquier daño pierde el valor ante el interés político. Podría equivocarme, pero la historia así lo dice. El poder demanda.
En tiempos de Aylan Kurdi, del papá y su hija ahogados, la migración como evolución no tiene sentido.
Para Latinoamérica, pero hoy podría ser un día triste.
The New York Times reveló esta semana pasada que las redadas masivas van al menos sobre 2 mil indocumentados en la América que quiere ser grande de nuevo, y en los que la mayoría de los afectados, son mexicanos. Trump lo reafirmó el pasado viernes “Es una operación enorme, si se ha filtrado que va a comenzar no pasa nada, empieza el domingo, y vamos a sacar de aquí a miles”.
Hoy oficialmente inicia la persecución.
Según informes oficiales, la operación se prevé en las ciudades de Nueva York, Miami, Houston, Los Ángeles, San Francisco, Chicago, Atlanta, Baltimore y Denver.
Tan solo hace una semanas atrás, se dio a conocer que mediante una estrategia reconocimiento facial de la División de Vehículos Motorizados (DMV) y el análisis de la base de datos de las licencias de conducción de varios estados, el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) programó la localización de migrantes indocumentados, es decir, filtrando información personal de una relación ciudadano-estado.
Entre los argumentos, uno válido, es que varios de los ciudadanos ilegales han sido avisados de su situación por haber caído en infracciones o delitos, sin embargo, la redada anunciada para hoy, no prevé únicamente una selección puritana de bad hombres, sino una ‘cacería’ de invasores.
El presidente gringo sostiene en acciones como la deportación masiva, el famoso muro o los enfrentamientos diplomáticos, a la xenofobia y el encono, su permanente tarjeta de presentación electoral.
La fuerza de su posible reelección radica en cumplir la raíz del sueño americano, el de la identidad de una raza multicultural superior, que no puede ser invadida, es decir, hacer a norteamérica grande otra vez… sin extranjeros ilegales.
Con la cacería y deportación masiva, la persecución trumpiana, se echa combustible al fuego de la discriminación, pululante en gran parte de la población norteamericana y que hoy adquiere validez por el presidente
pelirrojo.
In god we trust.