Lenguaje inclusivo para todes nosotres

Tampico /

Así es. No te extrañes que pronto comiences a usar, claro, forzado antes que la costumbre, pronombres y sujetos en modo inclusivo. Sería algo así como pronombres y “sujetes”.
La lucha del feminismo, fuerte siempre, furiosa en ocasiones, incluso a veces exacerbada, genera impacto en los subconscientes, moviendo estándares, tambaleando los establecido por un sistema patriarcal, e incomodando intolerantes y puristas.
Su lucha ha tenido traspiés terribles, el más reciente, el criticable rechazo del Senado Argentino a la ley anti aborto, que de haberse aprobado, habría generado un efecto cascada en varios países de América Latina.
En el tema del lenguaje inclusivo, el debate ha calado profundo que la propia RAE, ente moral encargado de “aprobar” la formas de comunicación del la lengua española, constituyó “una ponencia encargada de estudiar en primera instancia la solicitud de un estudio sobre el buen uso del lenguaje inclusivo en nuestra Carta Magna” y que será debatida al pleno en septiembre.
La controversia llega a la instancia, luego de que una empresa española, no pagara a su mujeres empleadas porque el contrato colectivo dice “trabajadores”, y no “trabajadoras”.
En el mundo actual la controversia de género no es nueva. Desde el siglo pasado, por ejemplo, esa necesidad originó la confusión de si decir “ingenieras” y no “ingenieros” en general.
Otro ejemplo: a partir de la campaña presidencial del 2000, los discursos del entonces candidato Vicente Fox incluyeron el famosísimo “chiquillos y chiquillas”, a manera de inclusión, algo que se ha llevado durante las siguientes casi dos décadas en los mensajes oficiales y de lo políticamente correcto quitando los plurales en sujetos, incomodando a los puristas del lenguaje y la ortografía.
Es incorrecto ante las reglas, pero necesario ante el debate, más con la vulnerabilidad de la RAE ante nuevos usos y costumbres, anglicismos, regionalismo y barbaridades.
¿No fue debilidad quitar tildes del adverbio solo y los pronombres demostrativos?
¿Tú guasapeas o te arremangas, como dicta la RAE?
¿Dónde está el purismo del lenguaje entonces?
Pareciera simple pero no, pareciera anormal, pero no, porque el idioma, subjetivo y relativo, se ha reconstruido infinidad de veces.
Sí todo esto es así, el ‘hombre’ no habrá llegado a la luna, y cambiará la forma de referir, nombrar y definir el género. El lenguaje inclusivo está aquí... desde hace mucho.

  • Erik Vargas
  • erik.vargas@milenio.com
  • Reportero de oficio, periodista de opinión y contador de historias. Actual coordinador del área soft de Milenio Digital (M2).
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