Lo que comparten Tamaulipas y Veracruz

Tampico /

El Moralillo, es una colonia que de no ser por su mala suerte geográfica, por estar en la margen derecha del río Pánuco, sería de Tampico.

Pero está oscuro y desolado, con servicios pésimos, e incluso para la policía es inseguro. Ahí están las marcas de bala de 2010 y 2011 que alguna vez negó su secretario de Seguridad Pública, Sergio López Esquer. Esa es otra historia.

Tamaulipas y Veracruz comparte muchas cosas: movilidad laboral y escolar, los ganaderos tamaulipecos pastan en Tamaulipas y Veracruz, la economía es bipartita, la cultura huasteca los apellida, vaya, hasta los secuestros.

Pero El Moralillo y su gente, cerca de 10 mil, comparten otra cosa en común: el desinterés.

Es una prueba tangible del problema de comunicación que tienen ambos Estados y que ha hecho que fallen proyectos conurbados de seguridad, salud, desarrollo económico e infraestructura, y si no, ahí está el Fondo Metropolitano.

A este último, siempre le ha faltada una hoja con dos rúbricas interestatales. Yo creo que hace falta una plática.

El pasado lunes Egidio Torre y Javier Duarte pudieron sentarse en una misma mesa con el comisionado Nacional de Seguridad Pública Monte Alejandro Rubido como alcahuete.

Pactaron un plan antisecuestros, hablaron casi nada, pero hay una separación más allá de antes que juntaran “sus policías suyas de ellos de sus estados”.

La zona Tampico-Madero-Altamira busca desesperadamente recuperar el imán del consumismo regional que le empoderó de los cincuentas a los noventas, pero dos de sus tres accesos, vienen por Veracruz y están de la fregada.

A la carretera Matamoros Puerto Juárez no le hizo ni la bendecida que le dio el Obispo de Tuxpan allá por el 2005, y a la Tampico Valles, una obra millonaria en 2006 le dejó 6 puentes peatonales de más de un millón de pesos en zonas sin gente y una travesía digna de turismo extremo.

Sobre ella corre el ganado de los tamaulipecos; la materia prima de la industria altamirense; sus turistas. Incluso sus delincuentes.

A la zona conurbada le hará falta algo más que un aeropuerto de poco uso, inversiones comerciales con empleos mal pagados y una marca devaluada de una zona devaluada en otros estados. Más que un mercado chingón que siempre se le complica en elecciones.

Harán falta más mediadores, más firmas en un mismo papel.

Porque la diplomacia se lleva hasta en la casa.

  • Erik Vargas
  • erik.vargas@milenio.com
  • Reportero de oficio, periodista de opinión y contador de historias. Actual coordinador del área soft de Milenio Digital (M2).
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