Ni los vientos de cambio, ni la catafixia de abrazos por balazos, nada parece detener esta etapa del México rojo, del México que dejó de pensar en la sobrepoblación para contar muertos.
Hace semanas el foco rojo era Michoacán, luego Jalisco, pasó el ficcional terror en Sinaloa, o la crisis del Bajío; ahora Tamaulipas, siempre Tamaulipas. La violencia se transporta.
Dentro del estado es igual: lo de Nuevo Laredo podría parecer, pese a mi pésima decisión gramática, la “moda” violenta del estado, sobre un municipio que no tenía el embate del crimen organizado a flor de piel como sí lo tienen permanentemente Reynosa o Río Bravo… o San Fernando.
Ciudades como Victoria o Tampico ya han conocido estos temporales de la narcoviolencia, y tienen en su haber uno o dos “días negros” que marcaron la cúspide del terror, de la impotencia, provocando el éxodo de ciudadanos, perdiendo la vida nocturna con auto toques de queda.
Ayer, tras una temporada violenta, el Consulado de Estados Unidos en NLD emitió precisamente un toque de queda a su personal y una recomendación similar para los ciudadanos norteamericanos: no salir en la noche porque la ciudad no es segura.
Esto marca una pauta a seguir sobre la situación que pasa este municipio aduanal, que tiene en su reciente historial un intento de boicot obligado de todos los comercios contra los militares, y la controversia sobre un hecho que implica a presuntos criminales y la decisión policial de ejecutarles extraoficialmente.
Y no hay estrategia, ni potencial, ni recursos para enfrentar al crimen organizado, eso está más que sabido... La versión extraoficial de los hechos de la noche del viernes habla de un operativo fallido para detener a un capo del Cártel del Noreste.
La noche tormentosa dejó caos. Aún por la mañana la ciudad estaba semibloqueada por vehículos incendiados, oliendo a pólvora, cenizas y miedo.
Los empresarios y la sociedad civil piden reforzar la seguridad en la zona norte de Tamaulipas; en otros sitios, como el sur, la Guardia Nacional pide vehículos para rondines.
Pero los que gobiernan, todos están bien, el otro está mal, la misma tónica del pasado: debate mediático. Grilla, chingao.