Escuchar

  • Un día a la vez
  • Erika Ramírez Rodríguez

Laguna /

Parte de las necesidades básicas del ser humano es ser escuchado, le puedo apostar que más de una vez, ha querido desahogarse pero decidió quedarse callado con tal de no ser juzgado.

No somos capaces de pedir a los amigos o parientes que sólo nos escuchen, quizás por el temor a la reacción que puedan tener.

De acuerdo al diccionario, escuchar es poner atención a lo que se oye, pero es una lástima que el celular o los múltiples pendientes que se tienen, no nos permitan escuchar a los que decimos amar y cuando decidimos hacerlo, ya es demasiado tarde.

Lo peor, es cuando dejamos de escucharnos y nos tratamos con juicios y de una forma peyorativa, olvidando nuestro bienestar físico, consumiendo todas las emociones sin digerirlas.

Medite, ¿cuál es su diálogo interno ahora mismo, es con compasión o con juicios?

Los juicios salen de las creencias, los juicios son la causa que estemos sobre lo que según nosotros pensamos, está bien o lo que está mal, es por eso que muchas ocasiones juzgamos en lugar de escuchar.

Constantemente nos contamos historias y las creemos, luego queremos imponerlas a los demás.

Las creencias nos atrapan, no queremos abrir nuestra mente para entender que escuchar, es también una forma de aprender.

Hay que tener presente que no hay dos personas que vean las cosas de la misma manera.

¿Usted sabe escuchar o sólo oye sin poner atención?, ¿escucha o reacciona?

Por ejemplo, en una discusión lejos de pensar y escuchar, nos dejamos enredar por la emoción del enojo y sólo reaccionamos, sin escuchar.

Para muchos la agresividad, es la única forma de expresión por el miedo que sienten a ser juzgados y rechazados.

Aprendamos a conectar con el otro, escuchándolo.

Cuando tengamos una persona que quiera ser escuchada dejemos las creencias a un lado, recordemos que poner atención es una disciplina de permanecer en silencio, prestar al cien por ciento mis oídos a las palabras que está diciendo y así descubriremos como al hacerlo, aprendemos más de nosotros y del mundo, nos encontraremos con muchos espejos, y entenderemos que si te mueve algo que diga el otro, es porque lo que te choca, te checa.

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