Imagina

  • Un día a la vez
  • Erika Ramírez Rodríguez

Laguna /

Una de las cosas que más disfruto es ver jugar a un niño, es fascinante como su imaginación lo puede llevar a Marte si así lo quiere.

Con un avión en sus manos deja salir la emoción de poder volar, al corretear un carrito ellos son los que manejan, y no hay obstáculos que los detenga.

La niña que se maquilla con las pinturas de juguete, se ve al espejo y se siente la más hermosa del mundo, al ponerse el disfraz de la súper heroína con gran certeza, dice que va a salvar el mundo.

Imaginar con la inocencia de un niño es maravilloso, pero conforme vamos cumpliendo años esa magia va desapareciendo, las creencias que nos implantan, logran que dejemos de imaginar con esa fantasía del todo se puede, llegó el momento de ser adulto.

Se piensa que una parte fundamental de crecer, es dejar de imaginar para así acoplarse a la realidad y no ver más allá, se ve a la imaginación y a la realidad como dos cosas tan separadas y no es así.

Aún en la adultez, nuestra imaginación sigue funcionando, el contraste es que en lugar de volar y vernos mágicos y hermosas, nos vemos carentes al imaginar que nos falta algo para poder lograrlo, cuando tenemos todo.

Cierre sus ojos y piense en ese problema que lo trae preocupado, ¿cómo se imagina que terminará?, ¿mal?, ¿qué le falta? No lo piense, hágalo.

Esa es la diferencia entre un niño y un adulto, mientras que la mente del niño lo lleva a imaginar un mundo de ensueño, donde él es el protagonista y va quitando o brincando obstáculos, el adulto tiende a imaginarse lleno de conflictos, cargas.

Seamos mágicos y lleguemos a ese lugar que soñamos cuando éramos niños.

Crea en usted.

Deténgase y vea a su niño interior, abrácelo, perciba su aroma, escúchelo y regálele aquello que siempre soñó.

No utilice su imaginación para dañar y dañarse a sí mismo, algunas veces la mente le miente.

Qué importa que piensen, lo que tan acertadamente escribió el gran John Lennon en su canción

Quizás digas que soy un soñador, pero no soy el único, espero que algún día te unas a nosotros, y el mundo será uno solo, sin infierno, ni paraíso, sólo un mismo cielo.

Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS