En 2023 se logró un precedente importantísimo para la administración pública municipal: el rechazo a un aumento desmedido de impuestos en el ayuntamiento de Arandas, Jalisco. La regidora Reina María Camarena Rodríguez y el regidor José Socorro Martínez Velázquez, quien ahora es presidente municipal electo, lograron frenar un aumento del 500% en los impuestos respecto al año anterior. Este fue solo uno de los varios aumentos, pero sin duda el más universal y con mayor impacto en la ciudadanía fue el predial.
La clave de este logro fue la preparación y el estudio detallado de cada sesión, junto con el contacto permanente con la ciudadanía, para conocer sus necesidades e inquietudes. Gracias a esto, la fracción del partido Hagamos pudo involucrar a la gente del municipio, que pronto manifestó su inconformidad ante este injusto aumento. La coordinación con el grupo parlamentario de Hagamos en el Congreso también fue crucial; el seguimiento y la articulación permitieron echar para atrás el abuso y sentar un precedente para limitar futuros incrementos desmesurados.
Hoy nos encontramos en una situación similar en Tepatitlán de Morelos, nuevamente con la oposición de la fracción edilicia de Hagamos. Francisco Javier Aceves Aldrete se ha plantado frente a la propuesta del actual presidente municipal, de cobrar el servicio de alumbrado público a través del recibo doméstico de las y los ciudadanos.
Existen varios problemas con esta medida, y me permito señalar los más evidentes:
• Esta imposición equivaldría a un nuevo impuesto, uno que no sería progresivo ni justo para quienes deban absorberlo.
• Desde un punto de vista político, el ayuntamiento y sus aliados intentaron aprobar esta medida sin el conocimiento de la ciudadanía, en una sesión que fue manipulada para salir adelante en sus términos. Fue la oposición de Francisco Javier Aceves lo que puso el tema en la agenda estatal y advirtió de sus alcances.
• El peligroso precedente que se establecería podría motivar a otros municipios de Jalisco a tomar este camino y desentenderse de sus responsabilidades.
• No menos importante es el hecho de que el servicio de alumbrado público no cumple con las expectativas de la ciudadanía, que ha evidenciado sus serias deficiencias a través de las redes sociales.
Concluyo con cuatro reflexiones que me parecen ejemplares en este caso:
• Las y los regidores, cuando se apasionan por su trabajo, cuando no ceden a la presión de sus presidentes y cuando no sucumben al negocio, pueden ser un dique cercano de contención contra los abusos de autoridad. Son el enlace más directo que tenemos en nuestro sistema político con la ciudadanía.
• Los partidos que no estamos en el poder también tenemos mucho que aportar. Nuestra posición aparentemente marginal nos da la libertad de defender causas por su propio mérito. En Hagamos seguiremos luchando hasta el final y no cederemos terreno.
• La discusión sobre el cobro de impuestos es urgente y debe abordarse con madurez. Hay medidas impopulares que son necesarias para la salud de las finanzas públicas, pero jamás se debe actuar como en los casos de Arandas y Tepatitlán: a espaldas de la gente y sin un debate público. Las medidas deben plantearse por su necesidad y beneficios, asumiendo el costo político que conllevan.
• Finalmente, cada vez más municipios tienden a tercerizar sus servicios y cobros. Concesiones, traslado de pagos y la contratación de despachos externos en lugar de utilizar sus propios medios hacen que lo público se privatice cada vez más. Sin satanizar la medida, debemos reevaluar hasta qué punto permitiremos el desmantelamiento de las facultades de nuestros ayuntamientos.