El calentamiento global y la urgente agenda de cambio climático

Ciudad de México /

No recuerdo que estuviéramos tan atentos al pronóstico del clima como este año. Casi todos los días vemos, con algo de pesimismo, que mañana también hará calor y esperamos la llegada del temporal de lluvias, a pesar de que sabemos las complicaciones que genera, todos los años, para la ciudad de Guadalajara.

La tercera ola de calor por la que atraviesa casi la mayoría del país nos ha puesto a pensar en los efectos del calentamiento global que se ha recrudecido en las últimas décadas. Especialistas señalan que se debe al fenómeno de “El niño”, un cuerpo de agua caliente cerca de Ecuador que se traslada por todo el Pacífico y afecta las corrientes de aire. Lo que nos dicen estos especialistas es espantoso: en realidad acabamos de salir de un periodo contrario, en que cuerpos de agua fría hicieron que bajaran las corrientes de agua y aire y se espera que a finales del año el calor azote la región con temperaturas que pueden romper récords.

Se trata de tiempos inauditos en que los fenómenos naturales se tornan más agresivos y que, por la intervención de la mano humana y un modelo económico destructor agravan la situación.

Ese mismo modelo económico reportó que desde mayo y lo que va de junio la venta en línea de aires acondicionados y ventiladores se disparó un veinte por ciento. Pero no se trata de comprar un mejor ventilador o de ponerlo al máximo; esto se está convirtiendo en una agenda que debe llamar la atención de todos y que en un mediano o corto plazo puede significar que perdamos nuestra forma de vida tal y como la conocemos. El calentamiento global nos puede costar la vida y ya ha cobrado algunas en estas semanas.

La semana pasada invitamos al periodista Agustín del Castillo a que nos hablara sobre la condición específica de Jalisco, el referente del periodismo ambiental y ganador de varios reconocimientos fue claro al mostrarnos datos que nos hablan de la urgencia de hacer algo: la emisión de partículas contaminantes se duplicó a nivel global desde hace unos cincuenta años, el aumento de temperatura superó los promedios globales desde el inicio de la industrialización cambiando ecosistemas y afectando la salud de seres humanos, poniendo en riesgo la existencia de especies, los gobiernos invierten una mínima parte de su presupuesto en cuidado de los bosques y medio ambiente.

Estamos ante un escenario muy complicado en que se conjuntan el desarrollo económico sin miras a la sustentabilidad, la dispersión de la mancha urbana de manera desorganizada que reclama cada vez más recursos, los cambios de uso de suelo que permiten edificaciones y plantíos de especies que dañan la tierra, el impacto de los incendios forestales que, como hemos señalado en este espacio, son abordados desde una postura reactiva antes que preventiva: Conafor ubica a Jalisco como la entidad federativa que más daños ha tenido por este tipo de siniestros y que ya ha perdido el equivalente de 88% de la superficie de toda la Ciudad de México. La escasez del agua en algunas colonias, el desperdicio por la infraestructura vieja y dañada, la poca efectividad en su tratamiento, la privatización de espacios públicos y el aumento de islas de calor ante la falta de áreas verdes complementar el paisaje.

La propia mano del ser humano es la misma que puede ayudar a reducir estos efectos y más que la mano, la voluntad política. La agenda del medio ambiente debe ser prioritaria en una sociedad que, desgraciadamente deja mucho que desear en torno a una cultura de la sustentabilidad y ve muy lejano un escenario que se vislumbra catastrófico, un escenario que ya está llegando y del que se deben tomar acciones inmediatas.

Un meme me ha causado más preocupación que risa, Bart le dice a Homero que este verano es muy caluroso de su vida, su padre le contesta que es el más frío del resto de su vida. Si las cosas siguen así podría convertirse en una desoladora realidad.


  • Ernesto Gutiérrez
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