El 1 de octubre trae consigo una nueva etapa en la vida pública de México, con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia y el inicio de nuevas administraciones municipales en Jalisco. Este momento no solo representa un cambio en el liderazgo, sino también una oportunidad para reorientar agendas y fortalecer los proyectos que afectan directamente a los ciudadanos. Los once municipios jaliscienses que serán gobernados por presidentes y presidentas del partido Hagamos son un reflejo de esta oportunidad para ejercer un gobierno más cercano, eficiente y con enfoque en el bienestar de la comunidad.
Uno de los principales retos es mejorar la seguridad pública. En lugar de centrarnos en los problemas actuales, este nuevo ciclo de gobierno ofrece la posibilidad de reforzar el trabajo conjunto entre los niveles municipal, estatal y federal para garantizar comunidades más seguras. Desde los municipios, la seguridad debe enfocarse en la prevención y en combatir los delitos del fuero común, fortaleciendo a las policías locales y su capacidad de respuesta. Según datos del INEGI, más del 85% de los delitos que se cometen en México corresponden a esta categoría, lo que subraya la importancia de actuar desde el ámbito municipal. La coordinación será clave para lograr un ambiente donde la paz permita el desarrollo de oportunidades.
Otro aspecto crucial es dotar a los municipios de los recursos necesarios para su gestión. Es fundamental que no solo se piense en un nuevo arreglo fiscal entre la Federación y el estado, sino entre estado y municipios para que permita a las administraciones locales una mayor autonomía en la recaudación y el uso de sus ingresos. Actualmente, el 90% de los recursos municipales provienen de participaciones federales y estatales, según datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), lo que limita su capacidad para atender problemas locales de manera ágil. Una mayor flexibilidad en el manejo de recursos permitiría a los municipios adaptarse mejor a sus circunstancias y fomentar un desarrollo más equilibrado y el sistema de administración tributaria que tanto se expuso como urgente para su aprobación y que hoy ha quedado en el olvido, puede ser una gran herramienta para lograr dicha flexibilidad.
La adopción del gobierno electrónico es otro elemento clave en esta transformación. Digitalizar la gestión pública no solo agiliza los trámites, sino que también incrementa la transparencia y facilita la rendición de cuentas. Un sistema digital robusto permitirá que los ciudadanos tengan un acceso más directo a la información y a los servicios que ofrecen sus gobiernos locales, fortaleciendo así la confianza en las instituciones.
Finalmente, la educación debe estar al centro de esta nueva etapa de gobernanza. Implementar programas que aborden temas clave como la salud preventiva, el cuidado del medio ambiente y el fortalecimiento de la ciudadanía es esencial para construir una sociedad más equitativa. Según la OCDE, los países que invierten en educación de calidad no solo mejoran sus índices de desarrollo humano, sino que también reducen la desigualdad y fomentan el crecimiento económico. Los gobiernos locales, al estar en contacto directo con sus comunidades, pueden desempeñar un papel fundamental en este esfuerzo.
En resumen, el arranque de los nuevos gobiernos municipales y el de Claudia Sheinbaum en la presidencia ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor. La colaboración entre todos los niveles de gobierno será esencial para asegurar que cada uno cumpla con sus responsabilidades y permita construir un México más justo y próspero. Este momento es una ventana para materializar la esperanza de los ciudadanos en acciones concretas que generen un impacto positivo y duradero en la vida de todos.