Vencer al dengue: agenda pendiente

Jalisco /

Un pequeño insecto tiene a nuestra salud en jaque. Año tras año, el dengue reclama protagonismo que afecta a miles de familias y se consolida como una enfermedad con la que no sabemos lidiar. Este escenario retrata nuestros problemas para coordinar acciones preventivas y de tratamiento.

Es urgente reflexionar sobre este reto, no solamente desde la preocupación somera, sino realmente desde las políticas públicas que necesitamos para combatir eficazmente la transmisión del dengue y, sobre todo, para fomentar una verdadera cultura de prevención.

Una dimensión poco explorada es que el dengue no es solo un problema de salud, es un tema de justicia social. Los brotes de dengue golpean con más fuerza a las comunidades más vulnerables, donde las condiciones de vivienda, el acceso limitado a servicios de salud y la falta de educación en medidas preventivas crean un caldo de cultivo para la proliferación del mosquito transmisor del virus.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dengue es la enfermedad viral transmitida por mosquitos de más rápida propagación en el mundo, con un incremento del 30% en los casos durante las últimas dos décadas. México no es la excepción, y Jalisco se ha convertido en uno de los estados con mayor número de casos reportados, especialmente durante la temporada de lluvias.

Entonces, ¿qué estamos haciendo y qué más podemos hacer? Lo primero es no dejar las campañas, que, aunque valiosas, han sido insuficientes para concientizar sobre el problema. No hay fumigación que alcance por el tiempo de vida del mosquito. Pero sí podemos contar con estrategias preventivas más eficientes directamente en los hogares.

Este proceso no es posible sin educación. Necesitamos un conocimiento más profundo de los mecanismos para combatir este problema. Desde evitar la acumulación de agua en recipientes hasta la correcta disposición de basura, la participación ciudadana es crucial. Aquí, las escuelas juegan un papel vital. Involucrar a niñas, niños y jóvenes en actividades de concientización no solo les educa a ellas y ellos, sino que tiene un efecto multiplicador en sus hogares y comunidades.

Otro punto clave es la vigilancia epidemiológica. La detección temprana de brotes y la rápida respuesta de las autoridades puede marcar la diferencia entre un brote controlado y una epidemia descontrolada. Es imperativo que el sistema de salud esté equipado no solo con los recursos materiales necesarios, sino también con personal capacitado que pueda actuar con rapidez y eficacia.

La lucha contra el dengue no es solo tarea de las autoridades de salud. Es necesario un enfoque multidisciplinario e interinstitucional. Las secretarías de salud, educación, medio ambiente y desarrollo social deben trabajar de la mano, junto con los municipios y la sociedad civil. Este tipo de coordinación puede asegurarnos un uso más eficiente de los recursos y una mayor efectividad en las acciones emprendidas.

Finalmente, es vital que cada persona en Jalisco asuma la responsabilidad que le corresponde. La lucha contra el dengue es una batalla que se gana en cada casa, en cada patio, en cada barrio. La prevención no es solo tarea del gobierno; es una responsabilidad compartida que requiere el compromiso activo de todas y todos.

El dengue es un desafío de salud pública, pero también es una oportunidad para fortalecer la relación entre gobierno y ciudadanía. Si trabajamos juntas y juntos, si tomamos en serio la prevención, y si implementamos políticas públicas efectivas y sostenibles, estoy seguro de que podemos reducir significativamente la incidencia del dengue en Jalisco y garantizar un futuro más saludable para todas las personas.


  • Ernesto Gutiérrez
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