En este planeta rodante alrededor del sol siguen pasando cosas que nos afectan en nuestro reducido entorno, o que nos afectarán seriamente, aunque estén ocurriendo en otras latitudes.
En el caso de Charola (Biotech Food) la producción de carne real, de origen animal, sin sacrificar ningún animalito.
Ya se está produciendo en laboratorio en el país vasco. Por supuesto, ya hubo una empresa grande, brasileña, para asociarse con Iñigo Charola y Mercedes Vela, en Donosti, o sea: San Sebastián, en Guipúzcoa, una de las demarcaciones del país vasco, del lado del Estado español.
La empresa brasileña JBS, de Sao Paulo, ha invertido ya 36 millones de euros con Biotech Food, esta joven firma guipuzcoana, cubriendo la aplicación del capital. No es público todavía el porcentaje que representará de la empresa vasca.
Lo interesante, e importante, del asunto es el procedimiento científico para producir carne auténtica cultivada, sin recurrir al sacrificio de animalitos en el matadero: sea porcino, vacuno o aviar.
Soslayamos en esta nota las implicaciones que tenga el acuerdo empresarial sobre patentes o autoría intelectual con la inversión.
Serán más de nuestro interés las importantes consecuencias que, sin duda, tendrá para la alimentación de las nuevas generaciones la producción de carne y la garantía de buena nutrición general sin mataderos.
Esta importancia en la nutrición y en la salud humana no sólo tendrá un peso social en países de gran población con cultura religiosa y hábitos alimenticios vegetarianos, como sería el caso de la India, sino también entre las jóvenes generaciones de países como el nuestro, con hábitos o aspiraciones alimenticias diferentes a los tradicionales.
Según la nota de Cinco Días, el procedimiento de producción comienza con la captura de células por medio de una biopsia al animalito (cerdo, vacuno o aviar) sin sacrificarlo.
Con la muestra obtenida, que corresponde a células musculares, se reproduce en laboratorio.
Ese tejido animal, la carne auténtica, se aumenta con reproducción a escala; de ahí pasa a unos tanques, donde se alimentan las células con aminoácidos y más vitaminas y sales con aporte de oxígeno, con lo cual el tejido crece: esa es la carne cultivada.
Producto que para Biotech Food sirve de base para la elaboración de embutidos, hamburguesas, albóndigas, salchichas u otras presentaciones a los consumidores.
Elementos hoy tan comunes para quienes tienen hábito o necesidad de comidas rápidas, comunes ahora en la vida urbana laboral.
Los jóvenes donostiarras Iñigo Charola y Mercedes Vila continúan con su empresa familiar del Centro Vasco Nanogune.
Pero no hace falta mucha imaginación para vislumbrar la enorme importancia que este género novedoso de alimentación sana y equilibrada va a tener con impacto creciente en las nuevas generaciones: de aquí, de allá y de otras latitudes de este planeta que sigue rodando.
Es curioso, pero podría ocurrir que productos del subsuelo que derivan de sustratos carbónicos o hidrocarburos fueran en un futuro no muy lejano base y materia prima de la alimentación humana.
Ya ocurrió en la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial: mantequilla de carbón.
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