Adiós, vaquita marina; adiós, Mar de Cortés

Ciudad de México /

Un grupo de pescadores leva ancla de madrugada en Golfo de Santa Clara, en Sonora. Tira una red al agua. Regresa por ella más tarde. Recoge la pesca. Si tiene suerte encontrará totoaba, un pez cuyo buche —la vejiga natatoria, el órgano que hace que flote— se cotiza en decenas de miles de dólares en el mercado chino. Así como el marfil del elefante, o el cuerno del rinoceronte, la tradición china le otorga propiedades curativas al buche. Y en un mercado que crece exponencialmente, lo mismo ocurre con la demanda de totoaba.

Su pesca, ilegal desde hace tiempo, conlleva un daño masivo al ecosistema del Mar de Cortés porque en esas redes mueren muchos más animales. Delfines, tortugas y, sobre todo, la ahora mundialmente famosa vaquita marina, que solo habita en esa pequeña parte del planeta, lo cual hace que los mexicanos seamos responsables de su existencia como especie.

Desde hace años se sabe que la vaquita está en peligro inminente de extinción. Desde hace años el gobierno lucha —a veces con más ganas, a veces con menos— contra el cártel de pescadores que rompe la veda para llevarse una tajada de tan lucrativo negocio. Y desde hace años se observa lo complicado del problema: en una región donde la pesca es el principal sustento económico, conseguir que la población cambie de giro, y más a sabiendas del dinero disponible en el mercado negro, resulta casi imposible.

Lo descrito en estas líneas se desarrolla de manera impresionante en el documental Mar de sombras, que se estrena hoy en cartelera. La película, dirigida por Richard Ladkani y protagonizada por Carlos Loret de Mola, narra uno de los principales problemas de la actualidad: la confluencia entre el capitalismo desenfrenado del siglo XXI, la pobreza de la que se aprovecha y la destrucción del medio ambiente que se lleva a cabo para alimentar un apetito que no se sacia.

Dice una de las múltiples voces que colman este gran documental que si la vaquita se extingue con ella también se va el Mar de Cortés. Y tiene razón. Si algo muestra Mar de sombras es que estamos cerca de un punto del que no hay vuelta atrás: permitir que muera la vaquita significa que estamos dispuestos a perderlo todo por un fajo de billetes.

@esteban_is
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  • Esteban Illades
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