Será porque la única política pública que promueve el gobierno es la no-rifa de un avión, pero poco reparó la conversación nacional en una alarmante declaración presidencial de esta semana.
El lunes, en un chascarrillo de mal gusto, el Presidente dijo lo siguiente: “Ya no es el debido proceso, es el debido pretexto”. Entre risas, el Presidente se refería a que los jueces utilizan “pretextos” para liberar a criminales, tales como que “están mal integradas las averiguaciones” (https://bit.ly/2HIxsrg).
Se refería al caso de El Lunares, uno de los criminales más buscados por las autoridades de Ciudad de México y liberado después de que el Ministerio Público mintiera sobre su detención. En documentos oficiales se dijo que fue detenido en flagrancia con armas de uso exclusivo del Ejército; tras consultarse la evidencia ante juez, se determinó que fue detenido, sin orden judicial de por medio, en un domicilio particular (https://bit.ly/2T0pBKD).
No es poca cosa. La autoridad se inventó lugar, hora y motivo de detención. Y para el Presidente no hubo nada malo en ello. Al contrario, hasta fomentó su actuar desde el púlpito de la mañanera: el derecho, la ley, y peor, la justicia, son meros pretextos.
Al menos dos cosas preocupantes aquí. La primera, que las autoridades siguen actuando como en tiempos del Negro Durazo. Nada impide que fabriquen evidencia para avanzar sus carpetas de investigación. La segunda, que la Marina, el cuerpo de élite federal, participó en esta detención ilegal. Esto demuestra que nada hemos aprendido en tres lustros de guerra: el primer paso para salir del conflicto es construir un Estado de derecho. Eso se logra, entre otras cosas, respetando el debido proceso. Cosa que seguimos sin entender: por eso pasó el caso Cassez, por eso se derrumbó el expediente de Ayotzinapa. México sigue operando bajo la lógica de que “los derechos humanos son para humanos derechos”: se escuchan otra vez las voces que piden pena de muerte como solución.
Han transcurrido 14 años de sangre; tres partidos han pasado por el poder. Y no hemos aprendido nada. En lugar de Estado solo tenemos un castillo de naipes que se derrumba cada mañana cuando el Presidente abre la boca.
@esteban_is
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