Cuando un rayo cayó sobre un tanque en la instalación de almacenamiento de petróleo más grande de Cuba, en el municipio de Matanzas, la terrible explosión que esto desató dejó a su paso cientos de personas hospitalizadas y decenas de personas desaparecidas.
La tragedia se convirtió en noticia internacional y la solidaridad de otros gobiernos no se hizo esperar: Reino Unido expresó su solidaridad e incluso integrantes de la Eurocámara urgieron, a través de una carta, a líderes de la Unión Europea a enviar recursos y materiales a la isla y a tomar una postura política que inste al levantamiento del bloqueo unilateral impuesto por Estados Unidos a Cuba desde hace más de 60 años.
En el caso de Latinoamérica, México y Venezuela actuaron desde el primer día. El gobierno mexicano envió 45 mil litros de espuma contra incendios en 16 vuelos, además de bomberos y equipo. Venezuela por su parte, envió bomberos y técnicos, así como 20 toneladas de espuma y otros químicos.
Como ya es costumbre, la oposición, particularmente el PAN, que históricamente ha utilizado el tema de Cuba para quedar bien con los sectores conservadores, pegó el grito en el cielo criticando enérgicamente el apoyo mexicano.
Lo anterior no es noticia, pues últimamente la bandera principal de la oposición es condenar la llegada de médicos cubanos a las zonas más remotas del país, las cuales, cabe destacar, de por sí no tienen asistencia médica. Evidente es absurdo que un partido critique algo que beneficia a la población, y más aún teniendo personajes como Ricardo Anaya que se definen como humanistas, pero su negativa a apoyar a otros países con los que no concuerdan ideológicamente no hace más que dejar en claro que para ellos es más valioso el discurso anti-Cuba que las vidas humanas.
Las declaraciones de Estados Unidos también hicieron ruido, pues su comunicado sobre el incendio se vio frío y se limitó a un simple ofrecimiento de "asesoría técnica", el cual hasta el momento no se ha traducido en acciones concretas por parte del gobierno estadounidense. Sin embargo y pese a esto, congresistas estadounidenses pidieron a Biden suspender sanciones y entregar alivio humanitario. Y es en ese sentido que no queda claro por qué la oposición mexicana y el partido republicano buscan negarle la ayuda a un país que a lo largo de 59 años ha trabajado en 165 países en cooperación sanitaria alrededor del mundo, atendiendo a más de 2 mil millones de pacientes sobre todo en desastres naturales y pandemias como el ébola y la COVID-19.
Lo sucedido en Matanzas abre lo que parece ser una puerta para el diálogo Cuba-Estados Unidos empezando por retomar los compromisos que Biden hizo durante campaña de eliminar las medidas punitivas tomadas por Trump. Un diálogo entre ambos gobiernos serviría como puente entre organizaciones civiles más allá de las diferencias ideológicas como lo hizo Obama durante su mandato.
México como un ejemplo de cooperación Sur-Sur demostró su solidaridad y profundo sentido de humanidad ante un incidente de enormes consecuencias económicas y ambientales para el pueblo cubano. Y es en esa dirección que tendría que caminar la verdadera integración que demandan los pueblos de América Latina y el Caribe.
Estefanía Veloz