El crimen se esconde y de él se nos escapa lo más horrible.
Georges Bataille
Además de la reestructuración de la delincuencia organizada trasnacional a partir del covid-19, mientras la atención de las fuerzas policiales se enfoca en la crisis sanitaria, una segunda tendencia apunta a la ampliación de actividades de los grupos criminales en tres sectores: en el mercado de drogas, en zonas donde el Estado tiene poca presencia y en el sector de la salud.
En el caso de los mercados de drogas, a partir del cierre de aeropuertos y puertos principales, la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Trasnacional #covidcrimewatch revela que los cárteles se están apoyando en la aviación privada, embarcaciones ligeras y cada vez más en drones y submarinos. Un ejemplo de esto lo describe un artículo publicado por la revista alemana Der Spiegel en mayo, a saber, la detención por autoridades de EU de dos aviones no tripulados desde México, uno con 463 gramos de metanfetamina y otro que lanzaba paquetes de 11 kilogramos de cocaína.
En el tráfico específico de cocaína, Europol observa un aumento de los contenedores marítimos a Europa, que en el primer semestre de 2020 superaron los de 2019. A finales de marzo, el puerto de Rotterdam en Países Bajos había decomisado 2 mil kilogramos provenientes de Colombia y el de Hamburgo, Alemania, otros 500 kilogramos de Brasil. Mientras tanto, la armada colombiana detuvo 10 navíos rumbo a Bélgica con mil 138 kilogramos y un submarino con una tonelada, el doceavo en lo que va del año.
En cuanto a la heroína, Interpol estima que el cultivo intensivo de amapola y su transformación en opio o heroína continuará ofreciendo empleos —al igual que la marihuana y el hachís—. En este sentido, la iniciativa #covidcrimewatch observa que los tres principales países productores —Afganistán, Myanmar y México— prácticamente han mantenido sus cosechas de amapola en 2020. No obstante, respecto a su distribución, un informe de la ONU revela que el tráfico internacional de heroína por tierra ha sido más interrumpido que el de cocaína por mar.
Al analizar los precios internacionales durante la pandemia, la iniciativa da cuenta de un acuerdo a mediados de marzo entre cárteles mexicanos —principales proveedores de heroína, cocaína y metanfetaminas a EU— para reducir volúmenes y subir precios —especialmente del cristal—, mientras se logran nuevas rutas alternativas: recientemente la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos descubrió en San Diego, California, un túnel desde Tijuana hasta San Diego por donde se transportaban drogas con un valor de 30 millones de dólares.
Igualmente, en países como Francia, España, Finlandia y Croacia, los precios de metanfetaminas han aumentado 20 por ciento tras el cierre de festivales y discotecas. En tanto que en Países Bajos —productor junto con Bélgica de éxtasis y anfetaminas con precursores de China— han bajado sus precios, al igual que la cocaína de Perú, en más de 50 por ciento.
Más allá del mercado de drogas, la iniciativa advierte que los grupos criminales están ampliando su presencia en lugares donde el Estado es débil, haciendo cumplir las medidas de distanciamiento físico y el orden público, en alusión a algunos países de Centroamérica. En otros casos, como en México, Brasil, Sudáfrica, Afganistán y Myanmar, los grupos criminales distribuyen despensas de alimentos con su imagen entre poblaciones vulnerables, difundiéndolo ampliamente en redes sociales.
Un tercer rubro con presencia de la delincuencia organizada desde hace tiempo es el sector de la salud en países como Italia. Desde el brote, la iniciativa reconoce mayores ventas globales de productos médicos o recetas falsas, contrabando y robo de suministros médicos y complementos alimenticios en almacenes o farmacias que muchas veces llegan a cadenas legales de distribución. Calcula que tan solo el negocio de fármacos falsificados, deficientes o robados en el mundo alcanza 431 mil millones de dólares anuales.
Por su parte, Europol identificó en la deep web anuncios de supuestas vacunas y anticuerpos del plasma de pacientes recuperados. Interpol ejecutó un operativo en marzo con 90 países —autoridades policíacas, de aduana y salud—, confiscando en una semana más de 34 mil mascarillas, gel, kits y medicamentos falsos, así como cloroquina (contra la malaria) y antivirales —18 por ciento más que en 2018— por un valor de 14 millones de dólares. En el operativo cerraron 2 mil 500 sitios fraudulentos en línea, abrieron 600 casos, inspeccionaron 326 mil paquetes, confiscaron 48 mil de ellos y arrestaron a 121 miembros de 37 grupos delictivos.
Además de los insumos mencionados contra el virus, se confiscaron 4.4 millones de productos farmacéuticos que incluían medicamentos contra el cáncer, sedantes y alucinógenos, comprimidos para tratar la disfunción eréctil, productos dermatológicos, vitaminas y esteroides, así como 37 mil instrumentos quirúrgicos falsificados.
Los estudios revelan que también se ha encontrado cocaína oculta en cargamentos de respiradores. En marzo, la policía peruana descubrió un kilo de esa sustancia entre mascarillas destinadas a Hong Kong, y las autoridades británicas 14 kilogramos en material médico hacia Europa.
En el caso de México, la iniciativa destaca que 6 de cada 10 productos médicos son falsificados, caducados o robados. Y cita al Cártel Jalisco Nueva Generación que promueve la producción de medicamentos piratas y obliga a las farmacias a venderlos, principalmente en ese estado, Guanajuato, Guerrero y Michoacán.
Finalmente, Interpol encuentra casos de intimidación y contagio deliberado de covid-19 por parte de los detenidos al escupir o toser a las fuerzas del orden, con un caso notorio en abril en el Issste de Oaxaca, o bien, la venta en línea de muestras de fluidos corporales contaminados. Ciertamente, en la nueva era post-covid, el uso de medios digitales será una principal herramienta del crimen organizado, junto a otros instrumentos de la violencia. (Continuará...)
* Jefe de Oficina del secretario Marcelo Ebrard