La Ley General de Partidos Políticos especifica claramente un método jurídico-electoral para solicitar el registro como Partido Político Local tras la pérdida de registro como Partido Político Nacional, mecanismo que los obliga jurídicamente a mantener su denominación, siglas y emblema, en este caso deberá quedar como Partido de la Revolución Democrática – Estado de México.
El resultado del dos de junio fue una sacudida para los dirigentes del Sol Azteca en todos sus niveles, en el nacional, los estados y por supuesto en los municipios se encendieron las alarmas, el rechazo de la población y su reducción histórica como partido político lo pusieron en la guillotina y la pérdida oficial de su registro nacional solo es cuestión de trámite.
Contra todo pronóstico, en el Estado de México el PRD logró arañar el registro local. Sin embargo, la firma del Pacto por México, las alianzas con el PRI y el PAN, sumado a la sumisión que guardaron frente a los gobiernos de Eruviel Ávila, Alfredo Del Mazo y por lo menos en los últimos meses al de la maestra Delfina, fueron algunos factores que debilitaron sus estructuras y apagaron el espíritu aguerrido que en sus inicios hacia destacar a sus líderes de a pie; el Sol Azteca dejó de ser voz de los pobres y quiso sentirse burgués, cambió Neza por la Condesa, Ecatepec por Polanco, Tlatlaya por Santa Fe.
A su acta de defunción solo le falta un sello, y lo peor es que no dejó testamento, por lo que la lucha por los comités estatales que sobrevivieron a la tormenta ya empezó. Notas periodísticas destacan la disputa por el control del comité de Ciudad de México, algunos trascendidos señalan lo mismo en el Edomex y en Michoacán. Genio y figura.
En el caso de nuestra entidad, no podemos regatear el papel democratizador y el espíritu vanguardista que a este instituto le ha caracterizado desde sus inicios y obviamente su aportación histórica a la vida democrática de la entidad. Sin embargo, para regresar al tablero político y al corazón de los mexiquenses, tendrán que sacudirse los vicios que arrastran y de los cuales todas sus tribus son responsables.
Romper su alianza con el PRIAN, plantarle cara al Gobierno del Estado ante su impericia y falta de resultados en varias materias; construir e impulsar una agenda firme con políticas de izquierda y de vanguardia; renovar sus órganos de dirección, abrirse a una renovación generacional que tenga el ímpetu y tenacidad para enfrentarse al monolito que será Morena en los próximos años, así como invertir gran parte de los recursos con los que contará el próximo año en la formación de nuevos liderazgos, son desde mi perspectiva alguna de las acciones que deben tomar una vez que les sea otorgado el registro local.
Pero esta última oportunidad que el electorado le ha dado al PRD debe pasar en primer plano por la separación del cargo de todas y todos los dirigentes responsables de los resultados que obtuvieron en la elección de 2023 y con más razón en la del pasado dos de junio. De no hacerlo volverán a tropezar con la misma piedra.