Últimamente, por motivos de salud, la palabra “estable” se ha vuelto de gran importancia para mí. Resulta que mi padre, debido a una infección intrahospitalaria, llegó a terapia intensiva y se encuentra muy delicado. Cada vez que los médicos nos dicen que dentro de su gravedad se encuentra “estable” respiramos con alivio. Desde luego que en esos momentos deseamos escuchar la palabra “mejoría” pero “estable” es la segunda favorita, ya que significa que no hay calentura y que sus órganos están funcionando. Después de haber sufrido una perturbación, su cuerpo está buscando el equilibrio, lo que nos da esperanza a todos.
Como en tantas otras cosas, solemos ignorar los pequeños milagros cotidianos. Necesitamos un evento exterior, por ejemplo un pisotón, para reconocer que ese dedo pequeño del pié, al que no le damos mucha atención todos los días, juega un papel fundamental en cada uno de nuestros pasos. Lo mismo sucede con esos milagros domésticos como tener luz o agua caliente en casa, que generalmente pasan desapercibidos hasta el día que faltan y nos las tenemos que arreglar con velas y cubetas de agua fría.
En nuestra complicada vida cotidiana buscar la estabilidad no es una de nuestras metas. El éxito, la abundancia, el crecimiento o la prosperidad superan, por lo general, el deseo de estabilidad. Definitivamente sabemos que es algo positivo, pero no lo valoramos en su justa dimensión. Suena bien para la economía de un país, sí, pero como para ponerla en el lugar de una meta en nuestra vida parece como algo aburrida. Supongo que por ello tampoco aparece en nuestra lista de buenos deseos para otros, en los que amor, abundancia, éxito y salud son mucho más atractivos para incluirlos en nuestras felicitaciones.
Si vamos de vacaciones esperamos tener días con un clima precioso o muy bueno, no con un “clima estable”. Sin duda es más fácil recordar un día extraordinario, que cientos de esos días donde no salimos mucho de la rutina; sin embargo, estos días grises, sin eventos extraordinarios son los ladrillos que construyen nuestra vida.
La suma de todos estos estos días sin mayor contratiempo acaban por ser una gran bendición y resultan indispensables para desarrollar nuestros proyectos o explorar nuevas opciones.
De igual manera, sin estabilidad económica es difícil que un país pueda tener crecimiento y generar empleos, es complicado que podamos crear algo nuevo si no tenemos ese piso firme que nos da la estabilidad para iniciarlo.
Lograr un equilibrio entre trabajo, familia, tiempo para nuestros amigos y para nosotros mismos no es una tarea fácil. La lista de pendientes parece ser interminable. La situación se complica aún más cuando atravesamos por alguna dificultad. La pérdida de un empleo, una ruptura amorosa o la falta de salud suelen poner en jaque todas las áreas de nuestra vida. No obstante, es justo ese equilibrio interno el que nos ayudará salir del bache temporal en que nos encontramos.
Bien dice el refrán que lo perfecto es enemigo de lo bueno y el buscar la perfección puede traernos muchos dolores de cabeza. Si la meta era bajar dos kilos y solo logramos bajar uno y medio, el no haber alcanzado “lo ideal” no es razón para dejar la dieta. Sucede lo mismo con muchas otras cuestiones. En este momento particular en el que me encuentro he aprendido que el escuchar “estable” en vez de “mejoría” no debe ser razón para perder la esperanza.
Buen domingo a todos.
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