A veces me parece que pasamos de apagar un incendio a otro. Solucionamos un tema laboral o personal y llega otro urgente. El problema es que, al ir de una urgencia a otra, perdemos de vista lo que es importante, y dejamos de tomarnos el tiempo para hacer algo significativo para nosotros o los demás. Apagar tantos incendios nos deja extenuados e insatisfechos. Posponemos una plática importante con algún ser querido, dejamos para el mes entrante la visita al médico, el ejercicio o el curso que debemos tomar. Las cosas importantes, que deberían tener prioridad, pasan a segundo o tercer plano y ahí se quedan indefinida o eternamente.
Al vivir en un estado continuo de emergencia perdemos el rumbo y dejamos de distinguir lo importante de lo simplemente urgente. Una tarea urgente es la que requiere nuestra atención inmediata. Son las cosas que tenemos que hacer ¡a la voz de ya!, cuando estamos resolviendo algo urgente, tenemos el pulso acelerado, actitud ligeramente negativa, poca paciencia y las emociones mandan. Por su parte, las tareas importantes tienen que ver con nuestras metas y valores, o con aquello que consideramos “nuestra misión de vida”. De vez en cuando, llegan a ser urgentes, pero rara vez lo son. Cuando estamos enfocados en lo importante, estamos calmados, optimistas, abiertos a nuevas oportunidades y la razón domina.
Para cualquier persona, empresa o gobierno, tener claras las prioridades es fundamental. El presidente estadunidense Dwight D. Eisenhower basó su famoso “método” en una premisa: “Tengo dos tipos de problemas, el urgente y el importante. Lo urgente no es importante y lo importante no es urgente”. La famosa técnica del general Eisenhower (que nunca está de más recordar) se basa en ordenar tus actividades diarias en cuatro categorías:
1. Tareas que son urgentes e importantes (emergencias domésticas o de salud, cumplir con plazos de impuestos, rentas o hipotecas, etcétera).
2. Tareas que son importantes, pero que no son urgentes (ejercicio, tiempo con la familia, mejorar nuestra educación, buscar un tiempo para la espiritualidad).
3. Tareas que son urgentes, pero no importantes (contestar correos electrónicos o mensajes).
4. Tareas que no son importantes ni urgentes (ver tv, ir de compras, revisar redes sociales).
Existen muchas cosas que consideramos urgentes cuando en realidad no lo son. Honestamente, ¿cuántas respuestas a un whats son “verdaderamente urgentes”? ¿Pasaría algo si dejamos el teléfono a un lado durante la comida familiar? ¿Cuánto tiempo perdemos en revisar nuestro Facebook, Instagram o Twitter? Siendo sinceros hay que reconocer que son tareas que a pesar de que nos apasionen, no son urgentes y tampoco tienen mayor importancia. Sin embargo, nuestra necesidad de reconocimiento en los “me gusta” que recibimos en redes sociales nos hace creer que son indispensables. Además de quitarnos mucho tiempo, las redes tampoco nos ayudan a definir prioridades. Por el contrario, nos ametrallan indiscriminadamente con información. En Twitter, por ejemplo, tiene el mismo espacio y peso una noticia sobre algún tema de trascendencia nacional, que un chistorete o algún chisme de farándula. Así, se complica distinguir lo importante de lo urgente.
Dar prioridad permanente a las urgencias (¡haz algo! ¡llama ya!) rara vez nos lleva a elecciones positivas a largo plazo. Quizá una de las tareas más importantes que tenemos que desarrollar en nuestra vida es lograr darnos un tiempo para lo importante que no es urgente y dejar a un lado esas tareas urgentes que no son importantes. Un buen reto para esta semana (además de hablar como si dependiéramos del tafil) sería hacer un alto y dedicar un momento para definir prioridades y hacer algo por ellas —no importa que sea algo pequeño y solo podamos dedicar poco tiempo—, ya que son estas acciones las que finalmente nos harán sentir bien.
Para un gobierno que arranca (independientemente de su color o de si es federal, local o municipal) definitivamente también sería un buen reto definir bien sus prioridades, ya que concentrarse en lo urgente perdiendo de vista lo importante no logrará avances ni cambios positivos.
Buen domingo a todos.
fernanda@milenio.com
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Fernanda de la Torre
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