La palabra “perdón” ha estado en boca de todos desde hace unos días. No para pedirlo, sino para discutirlo. Sin duda, “perdón” es uno de los conceptos más difíciles de entender. Reflexionaba el otro día con un amigo de lo que es y no es el perdón. Para empezar, más que una palabra es un proceso. Es el mejor regalo que uno puede hacerse a sí mismo. Lo que parece difícil de entender es que perdonar no significa que la ofensa debe quedar sin repercusiones. No es un “borrón y cuenta nueva” y aquí no pasó nada. No, una mujer puede perdonar las agresiones de su pareja, pero no quiere decir que tiene que volver con esa persona y seguir la relación, como si nada hubiera pasado. Puede perdonarla y a pesar de ello no querer volver a verla el resto de sus días.
Hace algunos años entrevisté a Alejandro Corchs, autor de varios libros, entre ellos Trece preguntas al amor y hablamos del perdón que le dio a los asesinos de sus padres. Alejandro señaló: “Más allá de lo que me hicieron en la vida se trata de lo que yo hago. Si no curo mi resentimiento le estoy pasando mi dolor y resentimiento a mis hijos. Esto va mucho más allá del victimario, es mi responsabilidad hacia mis futuras generaciones, mi legado. El perdón te lo das tú mismo para no cargar ese rencor y vivir con ese dolor adentro y contaminar a otros. Los perdoné porque me di cuenta de que era muy mal negocio vivir con tanto dolor adentro, no lo merecía”.
Independientemente del perdón por parte de la víctima, la agresión tiene consecuencias jurídicas. Es muy positivo para la víctima de una violación que perdone a quien la abusó o que un hijo perdone al asesino de sus padres; sin embargo, el que hayan sido perdonados no hace que dejen de ser delitos que deben ser juzgados y recibir un castigo. Punto. Al Estado no le corresponde perdonar (no tiene esa facultad, solo la amnistía o el indulto) sino velar por la justicia y el cumplimiento de la ley. El que un Estado no persiga un delito no es perdón sino impunidad.
Rose Sweet, autora de varios libros sobre relaciones, sostiene que el primer paso para perdonar es entender qué es el perdón. Aquí algunos puntos:
•Perdonar no significa que la ofensa debe quedar sin repercusiones. Podemos y debemos hacerlos responsables de sus acciones u omisiones.
•Perdonar no significa dejar que la ofensa se repita una y otra vez. No debemos tolerar ni permitir las faltas de respeto o cualquier forma de abuso.
•Perdonar no es sinónimo de reconciliación. Podemos perdonar a alguien a pesar de que nunca nos volvamos a llevar con esa persona.
•El perdón es un proceso, no un evento. Tal vez tome tiempo trabajar con nuestros problemas antes de que podamos perdonar desde el corazón.
•Perdonar no significa negar la realidad o ignorar ofensas repetidamente. Es necesario entender que hay personas que no van a cambiar.
•El perdón no se basa en las acciones de otros sino en nuestra actitud. Muchas personas nos lastimarán a lo largo de nuestra vida. Podemos enfrentarlos o seguir atorados y enojados.
•El perdón toma su tiempo. Pueden presionarnos a perdonar antes de que estemos listos. Date el permiso de perdonar cuando estés listo.
•Perdonar no significa olvidar. Es normal que los recuerdos aparezcan en el futuro. Lo importante es lo que hacemos con ellos.
•El perdón inicia con una decisión.
“Mientras Dios nos manda perdonar a otros, nunca nos dijo que teníamos que seguir confiando en aquellos que traicionaron nuestra confianza o tan siquiera estar cerca de aquellos que nos lastimaron”, apunta Sweet.
Alfonso Durazo, próximo titular de la Secretaría de Seguridad Pública, durante su participación en el segundo foro para la pacificación del país en Torreón, Coahuila, señaló: “El perdón es un proceso personalísimo que tiene que ver con la paz interior de las personas, de las víctimas para poder sacar y seguir adelante con sus vidas sin olvidar lo ocurrido y, sobre todo, con la certeza de que ese eventual perdón no se va a traducir jamás en un acto de impunidad por parte del Estado mexicano”.
Esperamos que así sea. Dejar los crímenes impunes no disminuirá la violencia. Habrá que discutir, en su momento, la conveniencia de una Ley de Amnistía y los términos de la misma. Dejemos el perdón a las víctimas ya que no le corresponde al Estado.
Buen domingo a todos.
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