El trío conformado por Zal Sissoko en la kora, Carolina Planté en la guitarra y Miguel Medina en las percusiones, colaboradores en diferentes momentos, es un poderoso encuentro entre tradiciones musicales que miran hacia la contemporaneidad que se vuelve global: de la rítmica tradicional africana con sus cánticos ancestrales, a los acordes imbatibles e incisivos del flamenco, de las historias personales a la comunión sonora en efusiva coincidencia celebratoria. Los tres, con sus respectivos orígenes a cuestas para ponerlos a disposición de la fusión, coincidieron en Canadá, ese país caracterizado por el cosmopolitismo y desde donde surgen estas propuestas de aliento intercultural.
La compositora y guitarrista flamenca Caroline Planté (Montreal, 1975) aprendió desde pequeña a tocar también el piano, gracias a la guía de su padre Marcel; estudió primero en su tierra y después se fue a Sevilla y Madrid para seguir encontrando esos sonidos únicos del género que logró entretejer en 8reflexiones (2010), álbum que alcanzó una gran resonancia dentro del ambiente del arte andaluz con sus influjos árabes, judíos y gitanos. Antes, junto con el coreógrafo y bailarín Mariano Cruceta, creó diversas obras musicales y dancísticas en la capital española del 2005 al 2013, hasta que decidió regresar a su lugar de origen pero ya invadida por la cultura del flamenco con sus interconexiones y posibilidades estilísticas.
Presentó los proyectos Sello (2013), integrado por diez cortes de flamenco progresista; Vuelo directo (2104) y el coreográfico Polymorphies (2014), así como Voyages (2017) y El tren de las 57 cuerdas (2017-2018), además de colaborar con diversos artistas vinculados con el flamenco. Participó en los álbumes Los bienes de la tierra (2018) de Mujer Klórica y en Siestas (2021) de Damian Nisenson; formó un dueto con la mezzosoprano y actriz Valérie Gagné para grabar Sept Chansons (2023), en clave clásica con un dejo de nostalgia que se escurre por unas limpias cuerdas y vocalizaciones decididas. Las rosas de Lorca (2024) es un espectáculo desarrollado junto con el cantante Marcos Marín, Miguel Medina y el guitarrista y vocalista Manuel Vázquez para recrear la poesía del gran autor español a través de música que sabe al terruño originario.
Nacido en Senegal, Zal Idrissa Sissokho, perteneciente a una de las familias tradicionales, junto con las de Kouyaté y Diabaté, para la interpretación de la kora -instrumento de 21 cuerdas que se emparenta con el laúd y el arpa- y reconocido griot -poeta y narrador oral de la tradición africana occidental-, canta en malinke y wólof, lenguas del reino de Mandinga, fundado por Sundiata Keita. Se mudó a Canadá en 1999 y desde ahí estableció contacto con propios y extraños para expandir su propuesta musical y cultura; asentado en Montréal, formó el grupo Buntalo con el que presentó Silaba (2008), debut en clave conversacional y rindiendo homenaje a sus raíces desde la lógica de la diáspora, con todo y recuerdos maternos; Le Partage (2012) se alimentó de ciertos apunte de reggae, y Le Palabre (2017), en honor al artista quebequense Gilles Vigneault. Regresó a grabar con Buntalo para entregar el interconectado The Source (2023), entre la búsqueda de los orígenes y el encuentro de los cauces.
Entretanto, realizó Famalé (2015) en formato de trío con los multiinstrumentistas cariocas Marcus Viana y Sérgio Pererê -con quien produjo el sencillo Ho’oponopono-Healing Song (2025)- además de contar con invitados como Ibrahima Gaye y Raquel Coutinho: sonidos que conectan al gigante sudamericano con el continente originario, atravesando el Atlántico con vibraciones transmisoras de concordia. Desarrolló un notable sincretismo sonoro, cánticos incluídos, en Kora flamenca (2020), apasionante imbricación de géneros que alimenta corazones y difumina fronteras geográficas y estilísticas, bien apoyado por un sensible y luminoso ensamble conformado por la propia Caroline Planté y su experimentada guitarra, Mohamed Masmoudi en el atmosférico laúd árabe, Félix Mailloux en el rítmico bajo y el percusionista mexicano Miguel Medina, sosteniendo el énfasis globalista.
Justo Medina complementa el trío mencionado al inicio: estudió composición y percusión clásica en el Conservatorio Manuel M. Ponce y colaboró con el coreógrafo barcelonés Rubén Segal; ha permanecido cerca de la danza contemporánea en Circuit-Est, la Universidad de Concordia y la escuela de Montreal de este arte en movimiento. Ha sido colaborador de artistas y diversos proyectos de diversos orígenes culturales y geográficos, como de Sarah Renélik, Malade Mantra, Gitan Blues, El Azote y otros relacionados con el flamenco: Juan Carranza y Jorge Martínez, El Torombo y El Oruco, Gabriel de la Tomasa, Cristo Cortés, la Compañía Española de Ballet Flamenco Arte, la Compañía SaSaSa y La Otra Orilla.
Se presentan en Guanajuato como parte del cartel del Festival Cervantino.