Continuaron los partidos determinantes del fútbol americano. Una constante es que los mariscales de campo jóvenes que tienden a la corrida no tuvieron tan buenos dividendos y los locales predominaron salvo la imprevisible victoria de uno de los visitantes; salvo un partido, los otros ya estaban prácticamente definidos al final del tercer cuarto, no obstante el épico regreso del que fuimos testigos por parte de uno de los equipos.
ENCONTRANDO EL ORO
Los buscadores del metal precioso durante la fiebre de mediados del siglo XIX, también conocidos como gambusinos, parecieron inspirar a este prometedor equipo de los 49’s de San Francisco que mantienen el reto de revivir tiempos idos en los que eran una potencia dentro de la liga, comandados por Kyle Shanahan. Enfrentaron a unos Vikingos de Minnesota que fueron perdiendo el rumbo de navegación que les había funcionado bien a lo largo de la temporada regular. El partido empezó de poder a poder con sendas ofensivas que culminaron con anotación de seis más el extra: pronto el marcador ya se movía e indicaba empate a siete puntos, originados por una corta atrapada de Bourne a balón enviado por el debutante Garoppolo para los locales, bien asentado en el campo, y un pase largo de Cousins ganado en el competido aire por Giggs.
Paulatinamente las defensivas se imponían y para el segundo cuarto el corredor Coleman anotó para los de la bahía y solo hasta el final de la primera mitad los visitantes lograron marcar un gol de campo para acortar a cuatro puntos la ventaja del rival. Con buen ataque por tierra, consumidora de tiempo, y una defensiva sólida que obligó al mariscal de enfrente a sufrir de constante presión acentuada por una porosa línea ofensiva y su falta de anticipación, los de casa fueron dominando la segunda mitad, evitando puntos de los de la ciudad gemela. El tercer cuarto definió el partido: un gol de campo y otra anotación de Coleman (rebasando las 100 yardas), sentenciaron el partido que vivió un último periodo casi de trámite, solo testigo de otros tres puntos por parte de Gould para dejar el marcador 27-10 sin mayores angustias para el anfitrión.
OTRA ODISEA TITÁNICA
Después de ir a casa de los campeones y salir victoriosos, los motivados Titanes de Tennessee se enfrentaban a los Cuervos de Baltimore, cuadro favorito para llegar y ganar el juego grande. Pero la autoconfianza es un arma poderosa, capaz de generar triunfos inesperados y romper el imperio de la lógica, clave para mantener el interés por cualquier deporte. En el primer cuarto, Smith recibió pase de 12 yardas de Tannehill para abrir el marcador y Raymond hizo lo propio con servicio largo para ponerse 14 puntos arriba y anunciando, muy pronto, la imprevisibilidad del resultado; los locales solo atinaron a conectar un par de goles de campo del consistente Tucker para acercarse a ocho de distancia antes del medio tiempo, pero dejando ir oportunidades en el camino.
La tónica se mantuvo y acentuó en el tercer periodo: el imparable corredor Derrick Henry, artífice otra vez del triunfo de Tennessee, se dio el lujo de mandar un pase corto de anotación (wild cat le llaman a la jugada de engaño) y el mariscal Tannehill se lanzó con valentía para llevar a su equipo a unos inalcanzables 28 puntos. Casi a manera de salvar el honor, Hurst recibió pase de Lamar Jackson en el último cuarto, con impresionantes números sobre todo por tierra, pero ineficaces en los momentos clave cuando de puntos se trataba, para dejar el tablero en 28-12, tras fallar la conversión. El resto del tiempo se escapó con tristeza para los aficionados que trataban de digerir la dolorosa derrota, en particular por inesperada y porque varios de ellos ya se imaginaban en el Súper Tazón.
“TOTO, ¿SERÁ QUE YA VOLVIMOS A KANSAS?”
Desde la primera ofensiva, los Texanos de Houston avisaron que no iban a estar de acuerdo con las predicciones sobre el partido frente a los Jefes de Kansas City y buscarían convertirse en el tornado del Mago de Oz. Los primeros siete puntos fueron producto de un gran pase de Watson a Stills y, como para remarcar la ventaja, lograron bloquear una patada de despeje que terminó en la segunda anotación para los visitantes. Todavía no transcurrían ni cinco minutos en el reloj y los de casa ya tenían una pesada losa que se incrementaría con otra anotación por conducto de Fells, antes de terminar el primer cuarto; por no dejar, Fairbairn conectó un gol de campo en el segundo cuarto para poner el tanteador 24-0 ante la incredulidad de todos, incluyendo los propios aficionados de Houston, supongo.
Con cerca de 11 minutos por jugarse en la primera mitad, los Jefes tenían que mostrar de qué estaban hechos y si ya están listos para buscar el título de la liga. De manera increíble, alcanzaron y rebasaron a los Texanos en este periodo: pase de Mahomes a Williams y después la conexión con Kelce en tres ocasiones para lograr 28 puntos en este lapso, apoyados por los ajustes defensivos y, quizá, un poco de confianza de la visita por la diferencia que privaba en el campo. Sin cometer el error de confiarse, en el tercer cuarto los anfitriones siguieron al frente y consiguieron otros 14 puntos gracias a un par de acarreos de Williams; Watson redujo la ventaja a 10 puntos a través de una corrida, aunque en el cuarto periodo los de casa remacharon con anotación de Bell y un gol de campo de Butker: 51-31 en uno de los grandes regresos de la historia. El triunfo volvió a Kansas Dorothy.
FIESTA EN EL MÍTICO LAMBEAU
Sin hacer mucho ruido, los Empacadores de Green Bay ya están instalados en la final de la conferencia gracias a su sufrido triunfo ante los Halcones Marinos de Seattle, que saltaban al campo como ligeros favoritos a pesar de jugar en patio ajeno. De hecho fue el encuentro más equilibrado, en el que los experimentados mariscales de campo movieron los hilos justo cuando más se necesitaba, arriesgando lo necesario y controlando la presión. Pase de 20 yardas de Rodgers a Adams para romper el cero y solo un gol de campo como respuesta de la visita; fue en el segundo cuarto cuando los del sombrero de queso consiguieron una considerable ventaja, producto de dos anotaciones vía acarreos de Jones.
Lynch regresó el oxígeno a los Halcones con anotación en el tercer cuarto que pronto fue respondida otra vez por la dupla Rodgers-Adams para ponerse a tres anotaciones de distancia. Todavía en el tercer periodo, Lockett recibió pase del batallador Wilson para acercar a su equipo y dejar la mesa puesta para un cuarto periodo que prometía emociones al límite, sobre todo cuando otra vez Lynch entró en las diagonales para dejar el marcador 28-23 con más de la mitad del cuarto por jugarse. Tras intentonas fallidas de Seattle, los anfitriones lograron un discutible primero y diez (aunque se hubieran arriesgado en cuarta oportunidad) que terminó por sepultar.
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@cuevasdelagarza