A finales de abril de 2011, el entonces perredista y candidato al gobierno de Estado de México, Alejandro Encinas, aceptó, sin rémoras, la invitación para ser entrevistado. Fueron 117 preguntas al hilo sin interrupciones, sin pausas, arropados bajo una tenue iluminación en uno de los estudios de MILENIO TV. Se trataba de un primer ejercicio, un borrador. Su facilidad de palabra y la habilidad para responder directa, franca y expedita dibujaron su envidiable destreza y articulación mental. Quizá esa misma pericia pueda explicar algunas de las claves que hoy lo tienen despachando en la subsecretaría de Gobernación por lo que implica saber comunicar con claridad, entereza y afinidad, aunque solo sea para abrazar con empatía, a los miles de familiares de víctimas de desaparición forzada con que todos los días se topa, despacha y atiende. También es cierto que Alejandro Encinas sabe por oficio propio que a la política no solo se le alimenta de la facilidad de palabras, sino en su cumplimiento con acciones que la dignifiquen.
La grabación de esa entrevista fue inmediatamente recibida, aceptada y felizmente arropada por don Francisco D. González, presidente ejecutivo del Grupo Milenio. Incluso, esa misma noche, Ciro Gómez Leyva llevó un extracto de la entrevista y, gracias a su generosidad, se convertiría en un segmento identitario de su espacio noticioso, todos los lunes. A la semana siguiente, el 3 de mayo de 2011, el formato de entrevista de Tragaluz llegaba a la televisión (su origen impreso data desde junio de 2001 en Reforma, publicadas en el suplemento político Enfoque, donde fui su editor). El entonces secretario de Trabajo pero el mismo “entrón” de siempre, Javier Lozano Alarcón, inauguraba el programa. De aquel primer encuentro televisivo queda, por ejemplo, esa pregunta lanzada a golpe seco, sin rodeos y de frente: “¿Dónde está El Chapo Guzmán?”…
Ese es y será Tragaluz. Y quizá una de las claves que expliquen su formato de entrevista es que se ha sumado, junto con otros, a contribuir en la desacralización de los detentadores de espacios públicos y no para su alabanza y petrificación marmórea. Ahora mismo llegan al recuerdo la esperada visita de Elba Esther Gordillo al foro, un domingo, sonriente en el saludo, amable en las formas, atenta, con sigilo a las preguntas. O la salida del foro algo abrupta y subida de sonrojo de Beatriz Paredes Rangel. Igual regresa ahora, imborrable, aquella visita a Guanajuato, al rancho de Vicente Fox, y su encumbrada declaración de haber sido el mejor presidente “incluso que Benito Juárez”. O aquel interrogatorio con Humberto Moreira, parco, contenido, circunspecto, dejando a revisión cada uno de sus movimientos de ojos, sus manos, sus piernas: ese lenguaje del cuerpo a veces más transparente que la mirada actuada y fingida. Fue otro Humberto Moreira muy alejado de aquel que, en otro espacio de la misma casa, seducía cantando y hasta bailando chúntaro a carcajada abierta con su anfitrión televisivo. Tiempo de gloria para el ex presidente del PRI…
Este 2021, serían 10 años de Tragaluz en MILENIO TV. Este espacio, “Trasiego”, se inició en marzo pasado. Hoy nos vamos tal como llegamos: libres, apropiados, agradecidos. Déjenme refrendar aquí lo que me permití decirle a don Francisco D. González en esta despedida: siempre le agradeceré haber sido honrado con su confianza y amistad. Mil gracias.
@fdelcollado