México atado para crecer científicamente

Puebla /

México no aprovecha a sus científicos para su desarrollo económico y social, no al menos en los últimos 50 años, la falta de inversión urgente en ciencia y tecnología lo demuestra; la escasez de oportunidades laborales y académicas de los investigadores son las consecuencias; la pobreza de los laboratorios de las universidades públicas; la dependencia tecnológica de otros países y la fuga de cerebros de talentos mexicanos, son la triste realidad, que hoy ni un gobierno de derecha, del centro o de “izquierda” ha podido realmente comprender, atender esta importante necesidad para una real soberanía nacional o quizás estamos condenados a la subyugación internacional.

Recientemente el gobierno de México, y su aparato de legisladores, dejaron nuevamente pasar otra gran oportunidad histórica para apoyar a la ciencia del país, por lo contrario dejaron inexplicablemente a un lado a sus científicos, investigadores y, académicos, como irónicamente también a sus centros de investigación y a sus principales universidades públicas y privadas, al aprobar una ley insípida, autoritaria, corta de ciencia, que no incluyo precisamente a sus actores más importantes de la ciencia de nuestro territorio, sino prefirió, las antiguas practicas neoliberales para dejar a fuera a la ciencia como un factor real de crecimiento económico del país, una grave error imperdonable y un retroceso científico.

No pensó nuestro gobierno, en un gran Plan Nacional Científico para el Desarrollo de Económico de México, que fuera incluyente, no basto el escarmiento del Covid-19, donde murieron miles y miles de mexicanos, por una falta de infraestructura del sector salud, de tecnología y de investigación científica acumulada en muchos años, en la cual incluso, se tuvo que mendingar por vacunas a los países de primer mundo o neoliberales para otros, para salvar a nuestros pobladores mexicanos de este virus mortal. Me refiero a este hecho de emergencia sanitaria mundial, pues creí que nuestras autoridades cambiarían sus políticas públicas en favor de la ciencia y la medicina, y con ello apostarle a un mejor futuro para nuestro país, vaya iluso qué fui.

México pierde cada día más soberanía, al no apostarle a la ciencia porque se vuelve dependiente de la tecnología y el conocimiento de otros países, lo que limita su capacidad de resolver sus propios problemas y de generar desarrollo e innovación.

México tiene un bajo nivel de inversión en ciencia y tecnología, lo que se traduce en una escasa producción científica y tecnológica, una fuga de cerebros y una falta de apoyo a los científicos nacionales.

Es importante reflexionar, sobre esta actitud anti-ciencia, de nuestros gobiernos, pues pierde competitividad y crecimiento económico al no generar valor agregado ni soluciones propias a sus necesidades, pierde autonomía y seguridad al depender de la tecnología extranjera para sectores estratégicos como la salud, ciencia y educación.


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