La responsabilidad que ya tiene Vero Delgadillo es grande, pesa como una losa de ser la primera presidenta electa y el desgaste de un ex presidente mediático que naturalmente usó la alcaldía tapatía para llegar a gobernar Jalisco. Vero tomó posesión el 1 de octubre, sin ninguna experiencia en un cargo ejecutivo, pero sí en pisar calles, mostrarse con la gente de frente y llegó con esa gran confianza que demostró en cada intervención que tuvo en el Senado.
Pero Vero tendrá que sacar más fuelle y experiencia. Sus primeros días al frente de la segunda alcaldía más valiosa del país, después de CDMX y Monterrey, han sido de tantear el terreno, un terreno fangoso, lleno de grandes problemas que le exigen soluciones prontas, pero también de una política de comunicación intensa y del regaño colectivo. A decir verdad, un proyecto que lleva tiempo de color naranja y que no ha encontrado el camino de la reivindicación, sino más el de la política de la ocurrencia y de la fachada.
No obstante, Vero tiene un problema principal, y no es que no los tenga al interior, pero heredó del carismático gobernador electo una serie de dificultades que no solucionó y que solo movió el avispero. El primero es el caso CAABSA, que estos han se han convertido en el enemigo público número uno, y a pesar de que ya se van y no se renovará contrato, hoy en día seguimos sin saber cuál será la gran solución para el servicio de la recolección de basura en Guadalajara. El otro gran problema es la inseguridad de nuestra capital. Tampoco sabemos cómo le hará Vero y su equipo para reducir los índices de violencia de la ciudad.
A lo anterior, que son de la arena ejecutiva, se suma ser la primera presidenta electa y lograr consolidar su figura como un baluarte dentro de su partido, porque en una sociedad patriarcal como la que padecemos, sabemos la poca exposición que suelen tener las mujeres en la política jalisciense. Y por la reforma de la que se habla de eliminar la reelección local podría llegarle como un parón definitivo a su carrera por aspirar a la primera gobernadora de Jalisco, como los antecesores naranjas.
Con todo esto que se enfrenta Vero porqué ha preferido una política de falsa cercanía y de soluciones prontas y no de tomar los problemas graves como primera línea de batalla, mientras la ciudad se ahoga en basura y en delitos locales. Vero está rodeada de personas que podría brindar soluciones duraderas y ha optado por el camino pronto y popular. Por lo pronto, se nota poco empuje de agendas en conjunto con el gobernador, no se ha anunciado una gran obra en Guadalajara de trabajo en conjunto, no quiero creer que sea porque Vero y Lemus pertenecen a orígenes diferentes, si al final uno será gobernador y la otra ya es presidenta, no de cualquier municipio, sino de Guadalajara.