En 1953 a propuesta del Presidente Adolfo Ruiz Cortines, se instituyó en el Senado de la República, la Medalla Belisario Domínguez, en honor a ese senador chiapaneco que por oponerse desde la tribuna al usurpador Victoriano Huerta,fue muerto por éste; y que se entrega cada año “Para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra Patria o de la Humanidad”.
La primera medalla se otorgó en 1954 a Rosaura Zapata, por su contribución a la educación, siendo también la primera de las seis mujeres que la han recibido: María Hernández Zarco, periodista durante la Revolución; María Cámara Vales, por su actuación en la Revolución; María Lavalle Urbina, primera Presidenta del Senado; Griselda Álvarez, primera Gobernadora en el país; y Julia Carabias, defensora del medio ambiente.
Entre los hombres que han recibido esta medalla, están Manuel Gómez Morín, Ignacio Chávez, Javier Barros Sierra (los tres exrectores de la UNAM), Cuauhtémoc Cárdenas, Heberto Castillo, Andrés Serra Rojas, Jesús Silva Herzog (padre), Francisco L. Urquizo, Isidro Favela, Antonio Soto y Gama, y Heriberto Jara.
En este 2019, le tocó ser la número 68 del total y la séptima mujer, en recibir esta medalla, este 23 de octubre, a la coahuilense (Saltillo), Rosario Ibarra de Piedra; seleccionada entre 26 mujeres, entre las que se encontraron Elena Poniatowska e Ifigenia Martínez, quienes comprendieron que a sus 92 años de edad, era la merecedora por su denodada lucha en favor de los desaparecidos y defensora de los derechos humanos, quien se metió de activista y fundó el grupo ¡Eureka! (lo he encontrado), por la desaparición de su hijo Jesús Piedra Ibarra, en 1975, de quien expresó que: si yo lo parí biológicamente, él me parió a mí ideológicamente; pues este dolorosísimo suceso la politizó al grado de hacerla entregar su vida a las mejores causas de la humanidad.
En este grupo ¡Eureka!, estuvieron entre otras Amalia Solórzano viuda de Cárdenas, Hortensia Bussi viuda de Salvador Allende, y Conchita Calvillo viuda del héroe cívico potosino y precursor de la actual democracia en México, Salvador Nava; que trascendieron en su lucha social en América y el mundo.
Que bueno que Coahuila dé mujeres como Rosario Ibarra de Piedra; aunque se fue a radicar a Monterrey, Nuevo León, en donde le desaparecieron a su hijo por pertenecer a la Liga Comunista 23 de Septiembre, y relacionarlo con el asesinato del gran empresario mexicano don Eugenio Garza Sada; que sean humanistas como ella.