Una forma sencilla de evaluar un debate es con un modelo de panel básico, en el cual se realiza una medición antes y otra después del evento a los mismos individuos. Primero se recluta un grupo de personas a las que se les invita a ver el evento y se regresa a ellos una vez que lo hayan visto.
La idea es que la primera medición registre las preferencias electorales de los votantes y observar su cambio de preferencia en la segunda entrevista.
Lo que muestra este diseño, es que a partir del evento se genera muy poco movimiento. Lo que registramos este domingo confirma esto, ya que no hay cambios sustanciales. Es probable que los cambios se den después, a partir de análisis y críticas de la ejecución de cada candidato en medios de comunicación y redes sociales.
Regularmente el ganador del debate es a quien ya prefieren los ciudadanos antes de ver el evento. También suele ser el que tiene los mejores atributos en general, las mejores propuestas o el de la mejor imagen.
Dado el contexto nacional de violencia e inseguridad, el elector parece estar cansado del conflicto entre los actores políticos. De allí que prefieran claramente las propuestas a las críticas.
Como se puede observar, la candidata del Frente Opositor al partido en el gobierno, Xóchitl Gálvez, resultó ser la más crítica y ello parecería que le afectaría en la evaluación final, pero no por ello cambia la preferencia, de hecho crece ligeramente.
La candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, no obstante ser mejor evaluada por sus propuestas, tampoco crece sustancialmente en su preferencia o no más allá del margen de error. Sólo crece dos puntos porcentuales.
El candidato que registra mayor cambio a favor de su preferencia es Jorge Alvarez Máynez. Como era de esperarse por su todavía relativo bajo nivel de conocimiento, es quien saca mayor ventaja del debate por tener mayor presencia y haberse diferenciado con menos crítica y más propuestas.
Otro análisis pendiente sobre los debates y las campañas en general, es si sus temas o la forma de presentarlos están en sintonía con la opinión pública. En esto también hay un saldo mixto para los candidatos y frecuentemente va más allá de lo que sucede en los debates.