En un mapa de riesgo mundial, uno de los países más afectados o el más afectado por la elección en Estados Unidos, es México. Por ello, para cualquier ciudadano de este país es fundamental entender o saber lo que sucede en el proceso electoral de nuestro vecino del norte.
El pasado 10 de septiembre se llevó a cabo el debate a la presidencia en ese país. Se podría opinar de manera completamente objetiva que la ganadora antes de este evento era Kamala Harris, por una sencilla razón: era la menos conocida de los candidatos.
El hecho de que el expresidente Trump no quiera otro debate dice mucho de su experiencia en este evento. Normalmente Trump solía ser quien pedía el enfrentamiento. Ahora sucede que ya no quiere debatir.
Para el candidato republicano es su tercera nominación como candidato a la presidencia, para él un debate presidencial más, para la candidata demócrata el primero. Es decir, ella se tenía que presentar frente al electorado. Mucho que ganar, poco o nada que perder.
Todas las mediciones publicadas del debate dan como ganadora a Kamala Harris. Entre los entrevistados de CNN dos terceras partes dan a Kamala Harris como ganadora. Prácticamente en cada tema que se trató en el debate Harris fue más contundente, conocedora y clara en su propuesta.
Revisemos algunos ejemplos. Sobre la propuesta populista de cobrar impuestos a los chinos en las importaciones, Harris citó por lo menos tres estudios que le dan la razón y estiman que la propuesta de Trump podría costar al promedio del consumidor estadounidense hasta 4 mil dólares, porque el consumidor final es el que paga el precio cuando se imponen impuestos a las importaciones.
Sobre migración fue clara en que el problema se intentó resolver durante la administración demócrata, ella como vicepresidenta y Trump frenó la propuesta en el Congreso. Dejó claro de quién era la responsabilidad.
En temas tan importantes como salud, mientras Harris tenía un plan muy claro Trump dijo que tenía algunos conceptos o ideas sobre el tema. Increíble que no pudiera definir un plan claro para un tema tan importante.
Harris además habló de la cantidad de republicanos que le habían dado su respaldo a ella y no a Trump. Republicanos que habían trabajado en la administración de Trump quienes declararon que era muy peligroso que volviera a ocupar la presidencia de Estados Unidos.
Los altos niveles de energía de Kamala, la contundencia de sus respuestas, sus niveles de conocimiento específico sobre los temas fueron definitivos para tener un ganador claro del debate a los ojos del electorado.
Sin embargo, ganar un debate no es suficiente para ganar una elección. El electorado estadounidense está profundamente cristalizado, dividido y polarizado. Es muy difícil cambiar de preferencia electoral porque las identidades partidistas son muy fuertes y arraigadas. En este escenario es difícil que las preferencias se muevan.
Por ello, cada simpatizante de un partido sea republicano o demócrata sigue prefiriendo al candidato de su partido, sin importar eventos tan relevantes como un debate o el desempeño de los candidatos en él.
Probablemente el elemento más desconcertante de esta elección es que, aunque Harris sea la ganadora de este debate y vaya adelante en las mediciones donde tiene el voto popular, no es suficiente para ganar una elección. En los dos procesos electorales anteriores donde participó Trump, hubo mucho voto pro Trump vergonzante, es decir, no declarado abiertamente.
En las dos elecciones anteriores donde participó Trump se le subestimó, tanto en 2016, como en 2020. En la primera elección fue un escándalo porque se consideró que las mediciones habían errado, aunque fueron relativamente precisas. En 2020 se cree que los errores se habían corregido porque terminó ganando Biden, pero en realidad no se corrigió nada de los errores del 2016 y de hecho el error fue mayor.
Para que Harris gane claramente, debe tener una ventaja considerable tanto en el voto popular como en los estados en disputa del colegio electoral. Llegar empatada dados los antecedentes, es como llegar en desventaja, o por lo menos eso es lo que dice la experiencia de las últimas dos elecciones.
México es por mucho el país más afectado con los resultados de esta elección. Para nuestro vecino del norte no somos ya un tema de política exterior, somos un tema de política doméstica: inmigración, fentanilo, etcétera. Por ello no podemos dejar de darle seguimiento y estar atentos a esta elección y su posible resultado.