El debate sobre la consulta para la revocación de mandato del Presidente cada día toma un nuevo giro. En los últimos capítulos de esta historia los consejeros del INE decidieron posponerla por falta de recursos y la Corte corrigió su decisión. En el reporte del INE del pasado 5 de enero ya se habían aprobado 61.5% de las firmas en 14 de los 17 estados que se necesitan para validar la demanda ciudadana. Sin embargo sigue habiendo mucha incertidumbre sobre el proceso y su posible organización por parte del INE.
La semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó que si la consulta de revocación de mandato no se podía ser organizada por el INE había alternativas. Lo resumió básicamente en dos: una sería que la propia ciudadanía realizara la consulta de revocación con sus recursos, y la segunda que se podría hacer un ejercicio demoscópico, es decir una serie de encuestas. Su propuesta fue que participaran entre 5 o 10 consultorías, para realizar este ejercicio. Entre otras mencionó el nombre de Parametría.
La propuesta del Presidente se presta para varias reflexiones. Primero la más evidente es si una consulta, como un ejercicio de democracia directa, debería dar los mismos resultados de una encuesta. La respuesta más simple e inmediata es: no. De hecho la explicación es una de las razones principales por las que las mediciones pre electorales no necesariamente se parecen a los resultados de una elección.
Los niveles de participación de una consulta difícilmente serán del cien por ciento del electorado a diferencia del público que se representa en una encuesta. Para que ambos resultados se parezcan se suelen hacer modelos de votante probable. Estos intentan estimar el porcentaje de votantes que saldrán a participar el día que se realice la votación o en este caso la consulta.
El resultado de esta consulta es relativamente predecible. El “Si” ganaría de manera clara. El porcentaje que se registró en la última medición de Parametría es de casi el 70 por ciento (67 por ciento). A lo largo del tiempo desde 2019, este apoyo se ha movido alrededor de este porcentaje. Este dato es muy similar al de las bases que respaldan al Presidente.
Por lo menos tres elementos dan sustento a la respuesta de apoyo y porque no habría debate en el resultado. El más evidente es el nivel de aprobación del Presidente. El dato multicitado, incluso en las propias conferencias mañaneras implica altos niveles de confianza y aprobación a su persona. Ello no significa necesariamente que haya altos niveles de aprobación a su gobierno.
Más allá de los altos niveles de aprobación con los que cuenta el Presidente el porcentaje de la ciudadanía que volvería a votar por el presidente rebasa el histórico 53 por ciento con el que ganó. Es decir, la población volvería a validar lo que hizo en 2018 en una proporción no sólo similar, sino superior a la que obtuvo en la elección presidencial por más de 10 puntos porcentuales (66 por ciento).
Finalmente hay un grupo a favor de la estabilidad que estaría en contra de cuestionar el mandato del Presidente. El peligro es inminente. Desde el periodo post revolucionario todos los presidentes de México han terminado su mandato. La mayor parte de los ciudadanos en México preferirían no saber como se revoca a un presidente y menos que pasaría el día siguiente.
Es claro que la posición del INE como institución y sus consejeros en particular es complicada. El momento no puede ser más difícil. Estar obligados a tener que cumplir con un mandato constitucional, y ahora de la Corte, y no tener los recursos suficientes para hacerlo es probablemente el mayor reto que ha tenido en su historia.
Es cierto que los embates del Presidente han cimbrado y cuestionado los niveles de confianza del órgano autónomo. Sin embargo, la reputación del INE es buena y sólida, y no sólo por organizar bien elecciones. Es necesario recordar que parte de su imagen se basa en la identificación que nos da a prácticamente todos los mexicanos y nos hace funcionales para buena parte de nuestras actividades de la vida cotidiana. La credencial de elector es un documento único que oficializa nuestra ciudadanía. Esto aumenta nuestros niveles de confianza en la institución y la hace cercana.
El último capítulo de esta historia esta por escribirse. Una vez que es un mandato constitucional, lo mejor sería ir por la vía institucional: que sea el INE quien realice la consulta con suficientes recursos. La propuesta del Presidente se presta a una buena reflexión, pero por más aprecio que haya al método demoscópico jamás podrá sustituir a una consulta ciudadana.
Nota Metodológica: Población objetivo: Personas mayores de 18 años con credencial para votar vigente. Representatividad: Nacional. N° de encuestas: 800 entrevistas cara a cara en vivienda realizadas del 4 al 2 de diciembre del 2021. Método de muestreo: aleatorio sistemático con probabilidad de selección proporcional al tamaño. Marco muestral: secciones electorales reportadas por el INE. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error (+/-) 3.5 %. Diseño de cuestionario, muestra, operativo de campo y análisis: Parametria S.A. de C.V.
Francisco Abundis