La primera gran característica de estos tipos violentos es que no existe ningún dato específico ni típico en la personalidad de los agresores.
Se trata de un grupo muy heterogéneo en el que no existe un rasgo único, solo el hecho de mantener o haber mantenido una relación sentimental con la víctima.
En la mayoría de los casos el agresor es una persona “normal” que no se puede encuadrar dentro del grupo de las psicopatías o trastornos de personalidad, ni tampoco como un enfermo mental.
Algunos estudios han puesto de manifiesto algunas características generales: tres tipos (que no trastornos) más frecuentes de personalidad: el Narcisista-Antisocial, el Esquizoide-Borderline y el Pasivo/dependiente-Compulsivo.
Se han comparado grupos de individuos que habían agredido a sus parejas con otros que no lo habían hecho, y entre los primeros algunas características de personalidad comunes son: hostilidad frente a las mujeres, baja socialización y responsabilidad, consumo de drogas, agresividad, conducción peligrosa de vehículos, conducta delictiva y tendencias antisociales y narcisistas.
No presenta psicopatología específica. No siempre emplea violencia con otras personas. Tiene actitudes sexistas. Celoso. Culpa a otros de su comportamiento violento.
Mal control de los sentimientos y emociones, baja tolerancia a la frustración con reacciones incontroladas y desproporcionadas a los estímulos e inseguridad.
Necesidad de imponer sus opiniones y que las cosas se hagan a su modo, intolerancia a la humillación y al desaire.
Impulsividad y agresividad. Dependiente. Suspicaz (interpretaciones erróneas de la realidad, siempre en su perjuicio lo que da lugar a cuadros de celos injustificados).
Posesivo. Se irrita con facilidad cuando se le ponen límites.
Impulsivo. Abusa de bebidas alcohólicas. Culpa a otros de sus problemas. Experimenta cambios bruscos de humor. Comete actos de violencia y rompe objetos cuando se enfada.
Cree en la subordinación de la mujer al hombre. Tiene antecedentes de maltrato a otras mujeres. Tiene baja autoestima.
No hace falta esperar todo este despliegue; los avisos iniciales son fáciles de detectar y lo más sano es poner distancia a tiempo.