¿Por qué el revuelo y la inconformidad de muchos sectores educativos, padres de familia y organizaciones civiles por los nuevos libros de texto? Básicamente se resumen cinco motivos sobre su contenido altamente inapropiado y lleno de sesgos tendenciosos:
Primero: la ideología de género, que incita a los niños a creer que cualquiera puede decidir ser hombre o mujer u otro género extraño desde una edad temprana, y que es un absoluto derecho.
¿Qué es equívoco en esta visión? Que carece del cimiento científico y psicológico sobre el desarrollo de la sexualidad. Ser mujer u hombre NO es algo que se elija.
La homosexualidad NO es un problema en absoluto: el error radica en hacer creer a los niños que eso es una elección consciente, y que puede tomarse antes de que la personalidad esté completamente desarrollada.
La segunda aberración es la invitación hacia la masturbación en los pequeños; esa experiencia no puede ser comprendida y no forma parte del contexto del autoerotismo natural temprano de los niños.
Se prioriza la genitalidad y sexualidad abierta a temprana edad y la normaliza y promueve el acceso a métodos anticonceptivos desde la secundaria (lo cual en sí no es un problema, sino que se excluyen los valores y sentimientos que forman parte del desarrollo de la psicosexualidad).
La tercera locura es la incitación hacia un adoctrinamiento político desde la educación primaria, una romantización de la pobreza y la normalización de barbarismos del lenguaje y faltas de ortografía, defendido esto por el argumento presidencial de que “así habla el pueblo”.
La cuarta crítica hacia esta “nueva escuela mexicana” es la ausencia de consulta entre los docentes y padres de familia sobre estructura y contenidos y la falta de transparencia en su elaboración.
Y la quinta de las quejas es que ignoran la natural evolución pedagógica en los niños, al presentar materiales y ejercicios incomprensibles en primer grado de primaria.
Sólo hay algo más preocupante que los libros de texto en México: el desinterés de muchos padres de familia por los contenidos a que están expuestos sus hijos; la combinación perfecta para el autoritarismo y el adoctrinamiento.