Una charla con el Padre Eterno

  • Semillas de conciencia
  • Gabriel Rubio Badillo

Tamaulipas /

Padre Eterno te agradecemos el habernos regalado una oportunidad más para crecer y servirte. Cada que iniciamos un nuevo día en el tiempo de la Tierra. Y sabemos que fuimos puestos en este mundo para despertar conciencia a la realidad de que somos tus descendientes. Que por ende todos somos hermanos en el espíritu. Y que tu voluntad es que nos tratemos como tal.

Nos has puesto en esta familia terrenal temporalmente para cumplir con esa tarea. Necesitamos conocerte y sentirte, y saber que estás ahí. Entender con exactitud tu voluntad precisa. Hoy te pedimos que cada uno de quienes habitamos este hogar te tenga en mente y corazón. Que te veamos justo como eres: el Padre amoroso permanente y dispuesto. Que nos des la claridad mental y emocional para no buscarte sólo en medio de los problemas y el desasosiego interior, sino para sentirte más cerca que nuestra propia respiración.

Hoy te hablamos desde un mundo que parece haberte olvidado. Guarda a nuestra familia de ello. Permítenos ser mensajeros dignos de tu encomienda, para que a través del ejemplo de convivencia familiar, podamos mostrar a los otros que tú eres el camino y el sentido y la razón de todo esto.

Sabemos bien que si nos soltamos de tu mano en la conciencia, nuestras vidas comienzan a extraviarse. Sabemos bien que nada tiene sentido solos. Ayuda a nuestra mente a no olvidar eso. Concédenos la claridad para que nuestro impulso sea buscarte y no perdernos.

Ayúdanos a entender que la única manera real de cumplir tu voluntad y acceder a la felicidad, es el Servicio Universal a quienes nos rodean. Somos conocedores que todo aquello que hacemos al más pequeño de tus hijos (nuestros hermanos) a ti te lo hacemos.

Sabemos que nuestra Misión en la tierra estará cumplida, cuando seamos capaces de llevarnos bien y tratarnos con amor y respeto, principalmente en esta familia que nos diste. Y cuando con ello seamos inspiración para quienes nos rodean. Ayúdanos a ser un instrumento de tu paz. A ser un testimonio de tu bondad en la tierra. A no vivir en el temor sino en la fe, y a no olvidar que nada sabe igual sin ti.

Gracias Padre porque has dispuesto todo para que esto ocurra. Amen.


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