¿Y se atreven a hablar de intolerancia?

  • Semillas de conciencia
  • Gabriel Rubio Badillo

Tamaulipas /

Este 23 de agosto, un grupúsculo minoritario de alumnos tomó las instalaciones de la BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) para impedir que el conductor de noticias Esteban Arce impartiera una conferencia sobre la prevención contra las adicciones.

Bajo el argumento de no estar de acuerdo con la manera de pensar y expresiones que el conductor ha emitido sobre la homosexualidad, las familias tradicionales, la visión transgénero y su postura contra el aborto.

Resulta inconcebible que ciertos sectores de la llamada corriente “progresista” realmente crean tener el derecho de bloquear e insultar a quienes no comparten su manera de pensar.

Más terrible resulta que las autoridades de la universidad hayan permitido que un grupo, que no representa a la mayoría, saboteara un evento de creación de conciencia en salud y adicciones.

¿Con qué cara llegan a hablar de intolerancia cuando ellos mismos se atreven a realizar un bloqueo y a decidir por el resto de sus compañeros sin un consenso?

¿Cómo tener el atrevimiento de criticar supuestos discursos de odio cuando el comentarista solo ha expresado su opinión y postura y no ha convocado a nadie a ninguna acción represiva o agresiva?

¿Se vale entonces ser tolerante con quienes compartan la ideología transgénero, pero puedo ser agresivo y bloquear la presencia de quien no comparte dichas ideas? Ellos mismos se disparan un balazo en el pie mientras escupen para arriba.

Habría sido aceptable y elogiable que se hubieran manifestado con pancartas en sus desacuerdos, incluso proponer un debate, solicitar una disculpa pública de Esteban si se han sentido aludidos.

Pedir el uso de la voz en la conferencia. Todo ello es signo de civilidad y apertura mental.

Pero ¿bloquear un evento sin tomar en cuenta al resto de los estudiantes y rechazar y ofender al conductor debe verse como un signo de madurez y apertura mental?

¿Este tipo de acciones que vulneran el libre pensamiento y la expresión de los demás, no tiene nada de “progresista”.

Es cada vez más frecuente en México usar alguna forma de violencia mientras se ondea la bandera de las libertades: de lo más hipócrita que podamos haber visto.


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